Buscar...

viernes, 6 de marzo de 2015

Matutina de la Mujer: Marzo 6, 2015

Como niños


«Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» Mateo 18:3



Hoy me siento enferma. No tengo deseos de cumplir con mis diversas responsabilidades ni fuerzas para hacerlo. Aunque necesito estudiar la Palabra de Dios, no tengo el ánimo desde hace un largo rato; así que, desde mi cama, hablo con mi Creador: “Gracias, Señor, porque tú entiendes cómo me siento; me amas y aceptas así. . . Dame fuerzas y ánimo para estudiar tu Palabra. Te necesito, Señor”.

Afuera está lloviendo. Mejor es que no intente salir, pues no puedo darme el lujo de mojarme.  Entonces, vienen a mi mente los recuerdos de mi niñez cuando, junto a mis hermanos, disfrutaba al jugar en la lluvia y empaparme, sin temor a enfermarme. También llegan a mi mente las palabras de Cristo: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mat. 18:3).

“Necesito la lluvia de tu Santo Espíritu en mi vida, oh Dios. ¡De esa lluvia sí quiero impregnarme! ¡Que pueda hacer a un lado el paraguas de cualquier cosa que me impida ser empapada por tu Santo Espíritu!”

Después de orar, hago el culto matutino. Mientras oigo la lluvia caer, pienso en mi vida espiritual.  ¡Debo ser como una niña! Mis preocupaciones deben desaparecer. ¿Has visto a un niño preocuparse por el día de mañana? Como una niña, quiero confiar plenamente en mi Padre.

La Palabra de Dios me señala otros aspectos en los que debo ser como una niña: “No seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar” (1 Cor. 14:20). Que mis pensamientos puedan centrarse en ti, Señor, y pueda tener un corazón puro. “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Ped. 2:2). ¡Así quiero beber de tu Palabra. . . como un niño recién nacido, buscando con ansias el pecho de su madre!

Afuera sigue lloviendo. . . de a ratos, suavemente; luego, con cierta intensidad. Oh Dios, permite que también llueva en mi ser. . . suavemente o con intensidad. ¡Y que esa lluvia me prepare para la patria celestial!.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario