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sábado, 28 de marzo de 2015

Matutina de la Mujer: Marzo 28, 2015

¿Contesta Dios todas nuestras oraciones?


Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8, 9



El profesor Jerry Sittser y su esposa habían pasado un hermoso fin de semana en un evento educativo y cultural junto con su madre y sus cuatro hijos. Cuando regresaban, el profesor notó que un automóvil venía en sentido contrario a alta velocidad. El disminuyó su velocidad, pero el otro vehículo invadió su carril y, sin que Jerry pudiera hacer nada, se estrelló de frente contra ellos. Las escenas siguientes fueron de un caos total: gemidos, sangre, hierros retorcidos. Llegaron las ambulancias y los médicos. En el accidente, Jerry perdió a su madre, a su
esposa y a su hijita de cuatro años. ¡Tres generaciones en un instante!

Jerry dice: “Yo había orado por la protección de mi hija en el día del accidente, así como lo había hecho cada día desde su nacimiento, pero algo salió terriblemente mal ese día. Mi oración por Diana no fue contestada, o por lo menos así me lo pareció en aquel momento” (When God Doesn’t Answer Your Prayer, Zondervan, 2003, p. 15).

¿Será que Dios no contesta todas nuestras oraciones?

A veces queremos a un Dios tipo “Santa Claus” que nos traiga regalos. O a un Dios que sea como las máquinas de comprar golosinas. Ponemos un billete, seleccionamos y nos da lo que queremos, cuando lo queremos. Y cuando no contesta como deseamos, nos sentimos defraudados. Queremos servir a un Dios que siempre habla, que siempre actúa, que siempre da. Pero si eso ocurriera, nos sentiríamos demasiado cómodos en esta tierra. Las oraciones que aparentemente no son respondidas nos recuerdan que la tierra no es nuestro hogar.

Si en este momento sientes que Dios guarda silencio y no responde a tus oraciones, medita en estas palabras: “En la vida futura, se aclararán los misterios que aquí nos han preocupado y chasqueado. Veremos que las oraciones que nos parecían desatendidas y las esperanzas defraudadas estuvieron entre nuestras mayores bendiciones” (El ministerio de curación, cap. 40, p. 340)

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