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viernes, 27 de marzo de 2015

Matutina de la Mujer: Marzo 27, 2015

Un sello muy especial


Santificad mis [sábados] y sean por señal entre mi y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. Ezequiel 20:20.



Tengo una amiga muy querida a quien le gusta coleccionar cosas. Un día me enseñó su colección de Beanie Babies (animalitos de peluche). Me pareció muy interesante. Cada animalito trae un nombre que lo identifica. El que más me gustó fue una ardillita. Mi amiga me regaló algunos que tenía repetidos, y me animó a comenzar mi propia colección.

Otro día, mientras caminaba por un mercado al aire libre, encontré una ardillita igual a la que tenía mi amiga. Rápido la compré y la agregue a mi colección. Muy emocionada, llamé a mi amiga y le conté lo feliz que estaba de haber encontrado la ardillita que tanto me había gustado. Tenían el mismo nombre. Cuando volvimos a vernos, me contó que había encontrado un pato precioso pero que, cuando lo iba a comprar, se dio cuenta de que no tenía la etiqueta que lo calificaba para la colección. Entonces me acordé de que ella me había dicho que, cuando encontrara el peluche, primero verificara si tenía un sello con su nombre, una etiqueta roja en forma de corazón con las letras TY, y una estrellita que decía “Beanie Baby”.

En ese momento me pregunté: “¿Será que mi ardilla tiene esa identificación?”. Al llegar a mi casa miré mi linda ardilla y ¡no tenía la etiqueta! No calificaba para mi colección. Me sentí un poco triste, y una reflexión surgió en mi mente: las dos ardillas parecían iguales, pero no lo eran. El sello marcaba la diferencia.

Recordé que Dios tiene un sello con el cual reconoce a sus hijos obedientes. El cuarto mandamiento es ese sello, y Dios nos manda respetar el sábado como un día santo (ver Exo. 20:84).

Hay promesas muy lindas para los que obedecen el mandato del Señor: “Si retrajeres del [sábado] tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová… entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra” (Isa. 58:13, 14). Si quieres gozar de esas bendiciones ahora y en la vida venidera, guarda el mandato del Señor como una señal en tu corazón.

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