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domingo, 15 de marzo de 2015

Matutina de Jóvenes: Marzo 15, 2015

Justificados solo por la gracia


Siendo justificados gratuitamente por su gracia. Romanos 3:24.



Ningún niño puede crecer y desarrollarse sano psicológicamente si no siente que las personas significativas que lo rodean lo aman y lo aceptan incondicionalmente. Si siente que para que lo amen y acepten depende de sus logros morales, académicos, deportivos, etc., ese chico crecerá inseguro, desconfiado, temeroso; lo cual lo llevará a tener actitudes y conductas no genuinas, serviles, para agradar a los demás y conquistar su favor, al precio de dejar de ser él mismo para ser lo que otros esperan de él. O, por el contrario, su frustración lo llevará a una gran rebeldía, y a desafiar permanentemente a sus padres, a toda figura de autoridad y a la sociedad en general. Solo en un clima de aceptación nos podemos sentir libres y seguros para lanzarnos a la aventura del desarrollo personal, sabiendo que, no importa cuánto nos equivoquemos, siempre contaremos con el amor, la aprobación y el apoyo de nuestros seres significativos.

Dios, que es amor, sabe que esto es así. Por eso, como un fruto natural de su insondable amor, y como la mejor manera de sanarnos y ayudarnos a ser salvos, ha decidido que la justificación, la salvación, sea solamente por gracia.

En otras palabras, Dios no está esperando a que te hagas digno, que lo merezcas, que mejores de tal manera tu conducta y alcances tales alturas de perfección moral como para que, ahora sí, porque lo mereces, él pueda amarte, aceptarte, recibirte y salvarte. Él se siente conmovido por tu tremenda necesidad: sin él, eres un ser perdido en el mal, en el vacío existencial, en la desesperanza y destinado a la muerte eterna. Por esa razón, te extiende su gracia, que es amor infinito que parte de la pura iniciativa de Dios, sin que lo merezcas o hayas hecho nada para merecerlo.

No te desgastes más tratando de ser o hacer algo que persuada a Dios para que te ame y acepte, porque ya lo hizo por su pura gracia, y quiere que vivas feliz y seguro en su amor y aceptación. Lánzate a la aventura de ser cristiano con la seguridad de que, no importa cuánto puedas fallar en el camino, siempre está la mano de tu Padre sobre tu hombro para apoyarte y bendecirte.

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