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domingo, 29 de marzo de 2015

Matutina de Adultos: Marzo 29, 2015

Ni un perro moverá su lengua


«Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas». (Éxodo 11: 7)



Esta expresión alude al hecho de que los perros cuando gruñen dan a su lengua forma de punta. Los perros ladran al menor ruido que escuchan en su territorio. Como animales de guarda, muchas veces anuncian con sus ladri­dos los peligros, los intrusos o los ruidos que oyen. Durante las diez plagas de Egipto Israel no iba a sufrir el más leve daño. En las casas de los israelitas la tranquilidad, el silencio más profundo y la paz mostrarían la protección divina, en oposición a los gritos y lamentos que se producirán en las de los egipcios. Como asegura la promesa: «Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, mas a ti no llegarán» (Salmo 91:7).

Israel fue librado en la tierra de Gosén, mientras que los egipcios sufrieron los desastres de las plagas. Mientras los hijos de Dios se mantengan bajo su dependencia (a la sombra del Todopoderoso), tendrán la protección del cielo; y si el sufrimiento toca nuestras vidas, nuestros padecimientos se convertirán en mensajeros celestiales que nos transmitirán el alentador consuelo de la con­fianza en Dios. Esto marca la diferencia. Cristo anunció a sus discípulos tribu­laciones (Juan 16: 33), pero lejos de alcanzar al hombre interior y hacerle daño, conducirán a una victoria más completa a aquel fiel que sepa humildemente quedar escondido en el retiro que el Salvador le ha abierto.

No siempre los hijos de Dios son librados de las calamidades que afectan a la sociedad en general; sin embargo, cuando es necesario que el mundo reciba un testimonio sobre dónde está la verdad, cuando el Señor quiere señalar la di­ferencia entre los que confían en él y los que no, como ocurrió en las plagas de Egipto, cuando el propio pueblo de Dios necesita confirmar de nuevo su segu­ridad en el Señor, él hace el milagro. La historia de los hijos de Dios está llena de experiencias en las que fue evidente la diferencia y el Señor salvó a los su­yos protegiéndolos de una catástrofe general. Y esta protección y salvación del mal será la suerte de los redimidos en las escenas finales, cuando el uno será tomado y el otro dejado, cuando Dios librará, sin excepción, a los redimidos.

Vive hoy con la certeza de que Dios te librará de cualquier dificultad por la que estés pasando. ¿O acaso tienes una mejor opción?

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