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jueves, 5 de febrero de 2015

Matutina de Jóvenes: Febrero 5, 2015

El gran juego de la vida


Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:11, 12.



Para muchas visiones filosóficas, especialmente de influencia orientalista, el diablo y el mal realmente no existen, sino que Satanás sería un ser mitológico, y lo que llamamos “bien” y “mal” serían las dos caras de una misma moneda, dos aspectos de la realidad necesarios a fin de que haya un equilibrio en el universo: es el famoso principio del ying-yang.

Sin embargo, la Biblia nos dice cómo son realmente las cosas; y Dios, en su Palabra, nos revela que el mal existe, y que es muy dañino. También nos dice que hay un ser superior al hombre, que no tiene cuernos ni un rabo terminado en punta de flecha, pero que es mucho más inteligente, astuto y poderoso que el hombre, que está tratando de llevar adelante sus planes de gobierno en este mundo; un gobierno independiente de Dios, en el que su máxima es: “Sé tu propio Dios”.

Y en este fuego cruzado te encuentras tú: por un lado, Dios te está llenando de bendiciones, de bondades, sustentando tu vida y regalándote cada mañana lo hermoso que todavía hay en nuestro planeta y en la experiencia humana. Por el otro. Satanás está tratando de degradarte, de pervertirte, de hacer que te afirmes en tu egoísmo y hagas de tu ego el centro del universo, para finalmente destruirte.

Tu vida es como un gran juego de ajedrez, en el que quienes mueven las piezas son tú y el enemigo de Dios. Cada jugada que haces puede tener consecuencias eternas y, finalmente, te pueden hacer jaque mate. Pero tú puedes elegir jugar solo, mano a mano con el autor del mal, del engaño y del dolor, o puedes invitar a Dios a ser tu compañero de juego. No puedes jugar solo; hacerlo es batalla perdida. Pero hay un Ser infinitamente más inteligente y poderoso que Satanás y, permíteme decirlo, que tú mismo, que puede darte suficiente sabiduría para ganar el juego con holgura, si le permites que dirija tu vida: es Dios, tu Padre amoroso, que solo tiene planes para tu bien eterno.

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