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miércoles, 7 de enero de 2015

Matutina de Menores: Enero 7, 2015

Un vaso que no se derrama


Experimenta: Coloca hielo en un vaso. Luego llénalo de agua hasta el borde, cuida que no escurra. ¿Qué pasará cuando el hielo se derrita?¿Se desbordará el agua del vaso? Si esperas a que se derrita el hielo, comprobarás que el nivel del agua será el mismo.

Un hombre llamado Arquímedes descubrió que el espacio que el cubo de hielo ocupa desplazando al agua en el vaso, es exacta­mente igual al que ocupará el agua de ese mismo hielo ya des­congelado. Así que si el hielo se deshace dentro del mismo vaso, la cantidad de agua será la misma, no cambiará.

¿Conoces a alguien que cambia de estado de ánimo con frecuen­cia? Hay personas que ante cualquier pequeño problema o dificultad cambian el aspecto de su cara y su corazón. Hay chicas que, si sus ami­gas no les prestan sus cosas, cambian la sonrisa por una cara larga y hasta prometen que ya no serán amigas. Hay chicos que si no ganan el partido cambian la alegría que tenían al jugar por una cara enojada y una actitud de frustración; hasta buscan a quién culpar por su derrota. Hay otros que, si sus padres no les compran lo que piden, cambian la cara de niños buenos que tenían al momento de pedir por el ros­tro desencajado de un berrinche.

Tú no conoces a alguien así, ¿o sí? Seguramente sí. Ojalá no sea la persona que ves en el espejo cada vez que te asomas. No debe entrañarte; los seres humanos somos cambiantes, por desgracia. Si lo permiti­mos, cualquier situación puede «derramar nuestro vaso» y hacernos perder el control.

Dios es el único que nunca cambia. Aunque todos los días hagas cosas que podrían agotar su paciencia, nunca deja de amarte, porque es el mismo desde siempre y para siempre. ¡Nunca lo dudes!

«Yo soy el Señor. No he cambiado. Y por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido aniquilados (Malaquías 3:6).

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