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sábado, 17 de enero de 2015

Matutina de Menores: Enero 17, 2015

Un detergente que quiere probar su eficacia en tu vida


Experimenta: ¿Hay algún hábito o comportamiento en tu vida que quisieras que el Todopoderoso limpiara hoy para siempre?

Cierto día, un cristiano salió a la calle a predicar sobre Jesús. Se en­contró al fabricante de un detergente muy poderoso. Cuando el cristiano le habló del poder de Dios, aquel hombre se rió y dijo que no tenía tiempo para escucharlo, y si lo que predicaba hubiera sido cierto, ya no habría gente mala en este planeta.

El cristiano vio a dos niños con ropas muy sucias que jugaban en el lodo. Señalándolos, dijo al otro hombre:

—Señor, su detergente no parece ser muy bueno, porque aún hay mucha suciedad en el mundo.

Aquel fabricante de detergente contestó:

—De hecho, el detergente solamente funciona cuando una per­sona lo usa.

—Pues Dios hace lo mismo: solo limpia al que se lo permite —res­pondió el cristiano.

El mensaje del relato es real. Al mirar en el noticiario cuánta gente comete injusticias y atrocidades, hay quienes hasta se atreven a decir que si Dios existiera, no habría tanta gente mala. Dios existe. El pro­blema es que no existe en la vida de muchas personas. ¿Cómo puede el Todopoderoso, limpiar la mente, las intenciones, las decisiones de to­das esas personas, como si fuera un detergente poderoso, si ellas no lo  «usan»?

El mayor problema de los seres humanos es que teniendo a nues­tra disposición el amor de Dios, simplemente no lo aprovechamos o permitimos que cambie nuestras vidas. Tú conoces a Dios y sabes que tiene poder para modificar cualquier conducta indeseable en tu vida. Acércate a él ahora mismo, confiésale lo que has hecho y dale la oportunidad de demostrarte que puede hacer milagros. El amor de Dios es un detergente que quiere probar su eficacia en tu vida.

«¡Lávame de mi maldad! ¡Limpíame de mi pecado!» (Salmos 51:2)

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