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sábado, 10 de enero de 2015

Matutina de la Mujer: Enero 10, 2015

Enredaderas en mi vida


Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33



Cierta vez, mi esposo y yo plantamos cinco árboles frutales cerca de nuestra casa. Debíamos cuidarlos de la maleza para que crecieran fuertes y sanos. Durante las primeras semanas, íbamos periódicamente a cultivarlos pero, por estar muy ocupados, los fuimos descuidando. Un domingo fuimos a verlos, y unas enredaderas habían ahogado a dos de ellos. Entonces, decidimos trasplantarlos.

Días después plantamos un arbusto de arándano, pero nuevamente descuidamos a nuestros pequeños “vástagos”. Un domingo, mi esposo fue a desmalezarlos y, al regresar, me dijo: “No encontré el arándano”.

Pensando que él había olvidado el lugar donde estaba plantado, decidí ir yo; lo busqué, pero no lo encontré. La maleza lo había ahogado.

Esta experiencia me hizo reflexionar en nuestra vida cristiana. ¡Cuántas malezas permitimos que el enemigo siembre a nuestro alrededor! ¡Cuán pronto quedamos enredados bajo las circunstancias que ahogan y destruyen nuestra vida espiritual! Nos proponemos tomar un tiempo diariamente para nuestra devoción personal, sin embargo, pronto quedamos enredados bajo el peso de las responsabilidades: la casa, la familia,  el trabajo, la iglesia. “Señor —susurramos—, hoy no tengo mucho tiempo, pero te prometo que mañana sí…”. Al día siguiente, crecen más enredaderas: llamadas telefónicas, compras, visitas inesperadas, citas médicas, tareas del hogar; y así vamos pasando de día en día, cada vez  más ocupadas y con menos tiempo para estar con Jesús.

¿Cuándo nos daremos cuenta de que el enemigo quiere que tengamos nuestras manos llenas y nuestro corazón vacío? La invitación es: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. Nos afanamos por la comida que parece y el agua que no sacia la sed. Jesús nos invita a dar el primer lugar a las cosas más importantes. Nos asegura que las cosas de menor importancia serán suplidas de acuerdo con nuestra necesidad.

Hermana, no te afanes por el mañana. Jesús se ocupará de todo. Decide escoger la mejor parte, que nadie te podrá quitar. Te animo para que seas fiel hasta la venida de nuestro amado Jesús.

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