Buscar...

domingo, 4 de enero de 2015

Matutina de Jóvenes: Enero 4, 2015

No estamos solos


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudará, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10.



¿Nunca has sentido que, a pesar de que ya eres una persona  que está logrando su autonomía y que, se supone, deberías ser suficientemente fuerte como para bastarte solo, eres muy pequeño para enfrentar
algunos de los desafíos y las pruebas de la vida? ¿No te ha sobrevenido la sensación de que, aunque estás rodeado de personas que te aman y te ayudan, en lo que a tus más íntimas experiencias se refiere, no hay nadie que pueda acompañarte allí, en lo más profundo de tu ser?

¿Qué sientes cuando pierdes a un ser querido, y sabes que no hay recurso humano que pueda devolvértelo, por muy autosuficiente que puedas considerarte? La lista podría continuar, pero tú sabes a que me refiero cuando hablo de aquellos momentos en los que nos sentimos muy pequeños y en nuestro fuero íntimo, desearíamos contar con alguien más grande que nosotros mismos.

Así nos hemos sentido aunque nos cueste reconocerlo en esta era de autosuficiencia humana, en la que creemos que hemos madurado lo suficiente como para prescindir de Dios. Pero necesitamos de alguien lo suficientemente poderoso como para transmitimos su fuerza para enfrentar los gigantes de la existencia. Necesitamos de alguien omnipresente como para estar siempre a nuestro lado y en nuestro corazón, como para saber que no estamos nunca solos, que una Presencia cálida, grande y amorosa nos acompaña siempre.

En el texto bíblico de hoy, el Dios de la Biblia nos promete su presencia permanente a nuestro lado, y su ayuda y su fortaleza en cada circunstancia. No importa porque situación estemos atravesando; no importa cuál sea nuestra condición, nuestros errores y caídas, su promesa es: “Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré”. Agradécele hoy por su amor, su compañía constante y su auxilio, y   por los senderos de la vida tomada de su mano. Anda con Dios tal como lo hacías con tu padre terrenal cuando eras niño, y aceptabas lejos de las imposiciones artificiales de la vida adulta, que había cosas que no podías hacer solo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario