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lunes, 12 de enero de 2015

Matutina de Jóvenes: Enero 12, 2015

¿Es Dios un invento humano?


Cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Hebreos 11:6, NVI.



Vivimos en una era de escepticismo generalizado, de dudas acerca de la existencia de Dios, cuando no su negación abierta. Y aun una gran cantidad de profesos creyentes vive prescindiendo de Dios para las decisiones cotidianas, como si él no existiera.

Esta era de escepticismo se debe, en gran medida, a las críticas que se hacen a la religión, especialmente la judeocristiana, desde distintos frentes: la filosofía, la psicología, la antropología, la sociología, y aun las ciencias naturales. Personajes como Voltaire, Darwin, Marx, Nietzsche, Freud, Sartre, y tantos otros, coinciden, en términos generales, y cada uno a su manera, en considerar que la religión, la religiosidad, es un fenómeno cultural; es decir, de origen puramente humano. Dios no tendría existencia real, objetiva, aparte de la conciencia humana, sino que sería una concepción nacida de la subjetividad del hombre, transformada en una idealización social. Estos pensadores creen que, porque el hombre necesita la idea de un Ser superior, entonces termina inventándola y creyéndola. Dios sería tan solo una IDEA, y no un ser real, con entidad propia y objetiva aparte de la necesidad humana.

¿Será esto así? ¿Es posible que, porque lo necesitamos, hayamos “inventado” a Dios como un consuelo infantil, similar a las fantasías que se forjan los niños, de duendes que los acompañan y protegen contra los terrores nocturnos? ¿O hay razones objetivas y universales, trascendentes, que nos dan pistas o evidencias de su existencia objetiva y real?

Si podemos encontrar, en la naturaleza y en la vida misma, “huellas” de la existencia de Dios; razones suficientemente fuertes como para confiar en su existencia, en su poder, en su amor, y en su intervención bondadosa y redentora en nuestra vida, el “tema” de Dios amerita convertirse en el tema central de la existencia. Porque si Dios existe, y es el Ser maravilloso que describen la Sagradas Escrituras, teniéndolo a él tenemos todo lo que necesitamos no solo para poder enfrentar los desafíos, las luchas y los dolores de la vida, sino también para llenar de sentido y felicidad nuestra existencia terrenal.

Ese será nuestro desafío durante los próximos días de reflexión.

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