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viernes, 30 de enero de 2015

Matutina de Adultos: Enero 30, 2015

Inspirada divinamente


«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, Para redargüir, para corregir, para instruir en justicia». (2 Timoteo 3:16)



La inspiración es una influencia sobrenatural que se ejerce sobre la persona que es objeto de una revelación capacitándola para recibir y transmitir sin error los oráculos de Dios. La inspiración se ejerce en tres etapas. El hombre objeto de una revelación es poseído por completo por el Espíritu Santo (Ezequiel 8: 3; 37:1); en la redacción, el hombre es guiado por el Espíritu Santo para comunicar verbalmente o por escrito la verdad que le ha sido revelada (2 Pedro 1: 21); en la iluminación, los fieles son asistidos por el Espíritu Santo al interpretar los escritos sagrados. (Hebreos 6: 4-5).

                Hay cientos de testimonios implícitos de la aspiración de los autores bíblicos: más de mil veces los profetas asimilan su mensaje a la Palabra de Dios con expresiones como “así dice Jehová” o “fue a mí palabra de Jehová”. También hay testimonios explícitos: «El espíritu de Jehová habla por mí, su palabra está en mi lengua» (2 Samuel 23: 2); «Toda Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3: 16) y «Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1: 21). Resultan particularmente esclarecedores los testimonios de Elena White: «Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir» (Mensajes selectos, tomo 1, pág. 29). «No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueron inspirados. La inspiración no obra en las palabras del hombre, ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo. […] La mente y voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humana. De ese modo, las declaraciones del hombre son la palabra de Dios» (ibíd., pág. 24). «Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el idioma de los hombres, es una unión de lo divino y lo humano. Esta unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Se puede decir de la Biblia, lo que fue dicho de Cristo: “Aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”» (ibíd., pág. 28).

                Confías en que la Biblia es la Palabra de Dios, revelada e inspirada, escrita en un lenguaje sencillo para que tú puedas entender la voluntad divina.

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