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martes, 9 de diciembre de 2014

Matutina de Menores: Diciembre 9, 2014

CRISTIANOS MATEMÁTICOS


«Él determina el número de las estrellas» (Salmo 147: 4).



Juan presionó las teclas de su calculadora y observó cómo aparecían los números dándole cada vez la respuesta correcta «Esto es genial», pensó. Juan llevaba su aparato mágico a todas partes y mostraba sus descubrimientos a todos los que se cruzaban en su camino. Cada vez que se encontraba con alguien que no sabía cómo usar su aparato, él se encargaba de mostrarle cómo podía sumar 2 + 2, y resolver cualquier otro problema de suma. Un día Alejandro, uno de los amigos de Juan, le preguntó para qué eran las otras teclas. Juan levantó los hombros. «¿A quién le interesa? —dijo Juan—. Lo que importa es que puedo sumar, restar, multiplicar y dividir».

En ocasiones alguno de los amigos de Juan trataba de mostrarle cómo usar las otras teclas de la calculadora. «Mira —intentó explicarle un amigo—, esta tecla te permite sacar porcentajes, esta otra te dará la raíz cuadrada, estas te indican el seno, el coseno y la tangente». Juan replicó indignado: «No necesito saber todas esas cosas». Pobre Juan, nunca aprendió lo maravillosa que era en realidad su calculadora, porque se negaba a llegar más allá de los rudimentos básicos de la aritmética. Las matemáticas avanzadas, el cálculo y la trigonometría quedaron siempre fuera de su capacidad. Juan puede sumar, restar, multiplicar y dividir lo suficiente como para pagar sus compras, pero nunca será capaz de construir un rascacielos a prueba de terremotos ni de explorar las regiones externas de la Vía Láctea con una aritmética sencilla.

Igual que Juan, nosotros nos privamos de las grandes verdades espirituales de la Biblia si no seguimos estudiando y creciendo. ¿Recuerdas el texto de hoy con respecto a los pensamientos infinitos de Dios? No existen límites para las increíbles verdades acerca de Dios que podemos aprender si continuamos buscando profundamente en su Palabra. Podemos descubrir las matemáticas de las profecías, el cálculo del amor cristiano y la trigonometría de la eternidad, que nos capacitarán para desarrollar un carácter cristiano lo suficientemente fuerte para soportar el terremoto más grande nunca visto, y nos llevarán muchísimo más allá de las fronteras de la Vía Láctea.

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