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lunes, 8 de diciembre de 2014

Matutina de Menores: Diciembre 8, 2014

Como a un niño


«El malvado huye aunque nadie lo persiga,pero los justos viven confiados» (Proverbios 28: 1)



Cuando un bravucón enfrenta a un niño en la escuela o cuando se culpa a alguien injustamente, ¿tienes la valentía de denunciarlo?

Un día, Ana y dos de sus amigas estaban jugando cuando oyeron a alguien llorar. «¿Quién está llorando?», preguntó Ana. Una de las amigas señaló a un niño de cinco años al otro lado de la calle, a quien otro muchacho de más edad le había quitado su juguete y lo había arrojado lejos. Ana se puso de pie decidida a ayudar al niño. Sus amigas le rogaron que se mantuviera alejada del problema, pero Ana no escuchó y cruzó la calle hacia el muchacho más grande. Obviamente todo salió bien, porque el muchacho mayor le devolvió el juguete y se fue enojado.

Parece un relato sencillo que podría haber sucedido en cualquier lugar y en cualquier momento. En realidad ocurrió hace más de trescientos setenta y cinco años. La valiente Ana Marlbury Hutchinson ayudó a establecer la libertad religiosa en las colonias norteamericanas. Ana se atrevió a realizar reuniones de oración con las mujeres del lugar, y a enseñarles que Dios es un Dios amante, no vengativo. Por esa razón los dirigentes de la Colonia de la Bahía de Massachusetts la obligaron, con su esposo y sus hijos, a salir de la colonia en medio de la nieve del invierno. Los Hutchinson no sabían adónde ir. Oraron a Dios y él les envió a Roger Williams, otro hombre que creía en la libertad religiosa, y los llevó a una colonia que había fundado en Rhode Island. Avanzaron a través de tormentas de nieve y caminos con hielo, pero Ana y su familia llegaron a salvo y pudieron adorar a Dios libremente y compartir su fe con otras personas.

Me gusta la historia de Ana Hutchinson porque me recuerda que los adultos heroicos alguna vez fueron niños valientes. Personas como Daniel, Ester, Elena Harmon, José Bates o Ana desarrollaron el hábito del coraje, de elegir hacer lo que es correcto antes de llegar a ser adultos que tuvieran que exponerse en público defendiendo lo que sabían que era correcto.

Si quieres ser audaz y valiente de mayor, comienza a serlo desde ahora, y desarrollarás los «músculos» que necesitarás cuando lleguen las pruebas grandes.

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