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martes, 2 de diciembre de 2014

Matutina de Menores: Diciembre 2, 2014

Sin pedestales


«No pongan su confianza en hombres importantes, en simples hombres que no pueden salvar» (Salmo 146: 3).



Durante treinta años, Charles Hatfield se ganó el renombre de «hacedor delluvia» llenando lagos, salvando cosechas y venciendo sequías desde Alaska hasta Guatemala. En diciembre de 1915 pidió a la municipalidad de San Diego que le pagara 10,000 dólares si llenaba el embalse de la Morena. Parecía una apuesta segura para la ciudad, ya que el embalse tenía una capacidad tan grande que nunca se había llenado más de un tercio. Cuando su oferta fue aceptada,Charles construyó una torre de madera de 65 metros de altura en las afueras de la ciudad. Sobre ella instaló grandes bandejas galvanizadas con un ingrediente especial que atrae la humedad. Ese era su secreto celosamente guardado para engañar e incitar a la naturaleza.

Cuatro días más tarde comenzó a llover. Durante nueve días llovió intensamente sin parar, luego siguió lloviendo con menos intensidad durante diez días. Los habitantes de la ciudad pensaban que nunca dejaría de llover.

Al finalizar el mes, la lluvia había llenado el embalse. Desafortunadamente, se quebró un dique que estaba río arriba, lo cual provocó muchas muertes y derrumbamientos de puentes y de vías de ferrocarril. Cuando Charles fue a reclamar su dinero, no quisieron pagarle porque las lluvias son un «acto de Dios».

Él fue a juicio, pero perdió porque había cometido el error de confiar en la palabra de ellos sin hacerles firmar un contrato.

¿Alguna vez pusiste tu confianza en alguien que te decepcionó? Yo tiendo a poner a la gente en un pedestal, y eso no es bueno. Ya sea tu maestro de Escuela Sabática, o el presidente de la Asociación General, solo son personas como tú. Tienen que dirigirse a Jesús para obtener fuerza, perdón y salvación. El único que nunca falla es Jesucristo. Habría sido correcto que la ciudad de San Diego guardara su palabra, pero me imagino que Charles Hatfield fue un hombre mucho más sabio en el futuro. Dicho sea de paso, no perdió del todo cuando las autoridades de la ciudad se negaron a pagarle, porque se extendió la noticia y recibió el título de «Rey de la sumisión de las nubes». La próxima vez que la municipalidad pidió un «hacedor de lluvia», también contrataron una póliza de seguros.

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