Buscar...

martes, 2 de diciembre de 2014

Matutina de la Mujer: Diciembre 2, 2014

Como un breve soplo


“El hombre es semejante a la vanidad; Sus días son como la sombra que pasa”. Salmo 144:4, NRV.



Hacía varios años que mi padre padecía el mal de Parkinson. Al avanzar la enfermedad, sus períodos de ausencia mental eran cada vez más frecuenta. Me afligía su salvación, porque había sido un hombre duro, incrédulo y desconfiado. Aunque ayudaba a muchas personas y valoraba la vida recta, siempre se había resistido a entregarse a Dios. Yo sabía que su tiempo se acortaba y oraba por su decisión.

Un día, cuando lo visitábamos, mis hijos cantaron “El rico insensato”. Mi padre estaba en un momento de lucidez y me preguntó qué era lo que ellos cantaban. Le conté la historia bíblica del hombre que construía más y más depósitos para guardar sus riquezas, olvidando que la vida se acaba y las oportunidades de salvación se terminan (Luc. 12:16-21). Me miró a través de las lágrimas y me dijo que así habla sido su vida Aunque él nunca había sido rico, habla priorizado siempre el trabajo y el dinero. Sus elecciones no lo habían enriquecido, pero lo habían alejado de las cosas espirituales. Ahora, en la vejez y en la enfermedad, se daba cuenta de cuán grande había sido su insensatez.

Comprendí que el Espíritu Santo estaba tocando su corazón y, encomendando al Señor mis palabras, le hablé del gran amor de Dios y de su paciencia para esperar que nos arrepintamos. Le aseguré que el Señor lo seguía llamando y le pregunté si quería entregarle su corazón en ese momento. Me dijo que sí, de modo que hice una ferviente oración entregando a mi conmovido padre en brazos de Cristo. A los pocos minutos, comenzó a divagar nuevamente.

Meses después, falleció en forma repentina. Aunque no pude despedirme de él, mi corazón estaba sereno y agradecido a Dios por haberle dado otra oportunidad para tomar su decisión. Sé que veré a mi padre nuevamente. No porque haya invertido bien el breve tiempo de su vida, sino porque la misericordia divina le dio una oportunidad más.

Amiga, nadie tiene la vida comprada. Hoy puede ser el último día para entregar tu vida al Señor. También es posible que vivas muchos días; si así fuera, confíale tu corazón y él te usará para derramar bendición en el lugar donde estés.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario