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sábado, 6 de diciembre de 2014

Matutina de la Mujer: Diciembre 6, 2014

Una en un millón (Parte 2)


“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová. En la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”. Salmo 27:13,14



La vida es un viaje de ida y las cargas se acomodan a medida que viajamos por ella. En ese viaje vamos escribiendo las experiencias, positivas o negativas, que después de un tiempo releemos y de las que extraemos las lecciones que nos enseñan.

Como maestra, mi consigna cada día dentro del aula es leer, compren¬der y aplicar. Siento que la consigna de Dios para mi es “vise, aprende y depende de mi”. He tenido que afrontar muchas pruebas, pero también he recibido misericordiosas respuestas de parte de Dios a lo largo de este peregrinaje. ¡Qué bendecida mc siento y qué agradecida estoy por su amor!

Los animalitos forman parte de la bella naturaleza y son una de esas bendiciones con que Dios alegra nuestra sida, ya que ellos nos regalan su cariño y compañía. Hace tiempo recibimos como regalo una mascota. Una linda cachorrita con ancestros de raza Cocker Spaniel y cruza de mestiza. Tenía apenas cuarenta días cuando llegó a nuestra vida. Creció feliz hasta cumplir cinco meses. De repente, su alegría de cachorra juguetona hasta el cansancio, como suele suceder a esa edad, comenzó lentamente a apagarse y desaparecer. Nos sorprendimos de su comportamiento y la llevamos inmediatamente al veterinario. Recuerdo, como si lo estuviera escuchando, el diagnóstico: “Esta es una enfermedad que se da en perros que no son de raza con la frecuencia de uno en un millón”.

No sé si fue casualidad o aún me faltaba aprender la lección, pero esas palabras trajeron a mi mente los tristes momentos que había vivido años atrás, cuando dieron el diagnóstico a mi esposo. Con los ojos bañados en lágrimas solo atiné a mirar al cielo y preguntar: “¿Por qué?”, pero una vez más, juntamente con la prueba, Dios nos dio la salida.

Amiga, aunque veas el mar Rojo delante y los egipcios detrás, toca ese mar de dificultades con la vara de la fe y verás los caminos que el Señor ha abierto para ti. No te desanimes ni tengas miedo. Nos toca vivir momentos difíciles, pero nunca estamos solas porque el Señor nos sostiene con su diestra.

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