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jueves, 25 de diciembre de 2014

Matutina de la Mujer: Diciembre 25, 2014

¿Es necesaria la Navidad?


“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”. Lucas 2:10,11



De no haber existido aquella Navidad de los pastores, la estrella, los sabios de Oriente estaríamos eternamente perdidos, sin un Salvador que pagará el elevado costo de nuestro pecado.

La Navidad nos recuerda que Jesús fue siempre un niño en riesgo. Preferimos imaginarlo feliz, creciendo bien en brazos de su madre, pero olvidamos que desde sus primeros días enfrentó el peligro de la persecución del cruel Herodes. Fue tocado por el dolor desde antes de su nacimiento: la vergüenza de María, el alumbramiento en un pesebre, la huida a Egipto, la indiferencia, la persecución, las acusaciones, la corona de espinas, la muerte…

¡Qué actitudes contratantes! Mientras el emperador Octavio se hacía honrar como Dios llamándose Augusto, el propio Dios se escondía en un indefenso niño, haciéndose llamar por el tierno nombre de Jesús.

La Navidad es el antídoto bíblico para el ingenuo deseo de paz mundial que acariciamos en esta época del año. Las luces y los regalos nos tientan a pensar que el mal puede ser vencido con un villancico. Bien entendida, la Navidad nos recuerda que cuando el bien y el mal se encuentran hay conflicto, que durará hasta que uno de ellos destruya completamente al otro.

Necesitamos la Navidad para recordar la sublime renuncia que significó la encarnación, cuando Dios tomó cuerpo, cuando el Eterno se redujo, se auto limitó dentro de las fronteras del tiempo y del espacio y condescendió a vivir entre los mortales.

La Navidad es necesaria para sentir y demostrar el amor, ese amor que existía desde antes que la luz brillara y la primera noche tendiera su manto de plata sobre el mundo recién creado. Más allá del aparato navideño se hace necesaria por su mensaje de redención, de libertad, de renunciamiento, de entrega, de salvación.

Amiga, la Navidad siempre fue, es y será necesaria. Respondamos a esa necesidad mediante nuestro afecto y nuestra entrega al que no tiene, al que busca, al que no encuentra, al que no cree o al que cree que b tiene todo y que no necesita de la Navidad.

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