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lunes, 22 de diciembre de 2014

Matutina de la Mujer: Diciembre 22, 2014

Tu mejor regalo de Navidad


“Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos”. Proverbios 23:26



Era víspera de Navidad. Ese año no podríamos visitar a nues¬tros seres queridos, así que nos preparamos para disfrutar igualmente una Navidad en familia.

Un día antes de Navidad fuimos al supermercado. Con mi esposo decidimos separarnos para agilizar las compras, evitar la larga espera y salir pronto de aquel lugar atestado de gente.

Pronto estuvimos nuevamente en casa. Entonces, mi esposo me contó que, en el supermercado, Anny, nuestra hijita de tres años, había encontrado una pequeña almohadita con forma de corazón y la había puesto en el carrito diciéndole que ese era su regalo para mamá. Sin prestarle mucha atención, en un momento en que Anny estaba distraída, mi esposo devolvió la almohadita a su lugar. Al llegar a casa sintió que debía comprar aquel regalo que nuestra hija había elegido. Regresó al bullicioso supermercado, y con la ayuda de Dios, pudo encontrar aquella simple almohadita-corazón y comprarla por un precio insignificante.

La Nochebuena, luego de compartir un programa navideño en la iglesia, volvimos a casa y disfrutamos juntos una sencilla velada navideña. Cuando abríamos los regalos, Anny pidió a su papá que buscara el regalo que ella había elegido para su mamá. Con los ojitos brillantes por la emoción y un gran abrazo me entregó aquel paquete. No puedo recordar qué otros regalos hubo aquella Navidad. Pero esa almohadita fue el regalo más valioso que recibí, porque representaba todo el amor de una hija. Me sentí muy feliz.

¡Qué preciosa lección aprendí aquella Navidad! ¿Qué tengo yo de valor para ofrecer al Rey del universo? Indudablemente nada. Sin embargo, él me pide mi insignificante corazón. Así como está. Con su pecado, su carga, sus rencores, sus buenos deseos incumplidos. Él transforma un corazón contrito y humillado en uno que late al unísono con su Palabra, dispuesto a amar y obedecer.

Dice el Señor “Pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra, y les pondré un corazón dócil” (Fa. 36:26, DHH). Entonces, tu corazón ya no es más insignificante, sino una preciosa joya.

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