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jueves, 27 de noviembre de 2014

Matutina de Menores: Noviembre 27, 2014

VE Y DISFRUTA


“Vayan y festejen con un banquete de deliciosos alimentos y bebidas dulces, y regalen porciones de comida a los que no tienen preparado. Este es un día sagrado delante de nuestro Señor” (Nehemías 8:10, NTV).



Probablemente conozcas algo de la historia del primer Día de acción de gracias que se celebró en Estados Unidos. Quizás hayas visto dibujos o cinturones con hebilla dorada y pistolas. Pero, ¿sabes qué es, oficialmente el Día de Acción de Gracias?

Sara J. Hale, editora de una popular revista para mujeres, escribió un artículo respecto a este día en septiembre de 1863, proponiendo la idea de que hubiera un día de acción de gracias en su país. El artículo giraba alrededor del texto de hoy, Nehemías 8:10. Cuando se comprimió la revista, Sara envió un ejemplar al presidente Abraham Lincoln.

Hasta ese momento no había un día nacional de acción de gracias; sin embargo, el presidente tenía asuntos más importantes por los que preocuparse que establecer un día para estar agradecido. El país estaba inmerso en la Guerra Civil y los estados del sur (que se oponían a la abolición de la esclavitud) estaban ganando muchas batallas. Los generales de la Unión (los estados de norte que, liderados por el presidente, buscaban la libertad de los esclavos) estaban preocupados por la cantidad de jóvenes soldados que estaban muriendo. Los periódicos hablaban contra Lincoln sin importar lo que hiciera o dejara de hacer. El presidente parecía estar a punto de desmoronarse, y el país con él… ¡No era precisamente el mejor momento para dar gracias!

Abraham Lincoln leyó el artículo de Sara Hale y, a pesar de sus problemas políticos y personales, el 3 de octubre de 1863 declaró que el último jueves de cada mes de noviembre sería el Día Nacional de Acción de Gracias.

¡Qué lección para nosotros! Él declaró su gratitud en un momento en que parecía no tener absolutamente nada por lo que dar gracias. El mensaje de Nehemías 3:10 habla justamente de eso: la alegría de dar gracias a Dios es nuestra fuerza. Es fácil decir “gracias” cuando todo es espectacular, pero cuando las cosas andan mal, el verdadero gozo del agradecimiento nos da fuerzas, porque “el gozo del Señor es su fuerza”.

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