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sábado, 15 de noviembre de 2014

Matutina de Menores: Noviembre 15, 2014

Miedo a la oscuridad


«El que te cuida no se dormirá. En efecto, el que cuida o Israel nunca duerme ni se adormece» (Salmo 121: 3, 4, NTV)



¿Alguna vez te despertaste en medio de la noche sintiendo miedo? Eso es normal, no importa qué edad tengas. El momento más espeluznante que me tocó vivir a mí, fue en el hogar de niñas de la Academia Adventista de Milo, en una ocasión en que todas Las niñas se habían ido de vacaciones. Mi esposo y mis hijas volvieron tarde de hacer algunas compras de Navidad y en el edi­ficio yo escuchaba los ruidos y crujidos de siempre, pero al estar vacío, hacían tremendo eco por los pasillos.

Nos habíamos quedado en el edificio solamente Patricia, una de las telefo­nistas, y yo. Después de cenar juntas en mi departamento, ella decidió trabajar un poco, y yo me recosté en mi sofá para una siesta. No sé cuánto tiempo lle­vaba durmiendo cuando de repente escuché algo que corría a lo largo del pasi­llo, en el tercer piso. Desorientada por el sueño me levanté de un salto y corrí a la oficina, cruzando el pasillo:

— ¿Escuchaste eso? —farfullé—. ¡Yo pensaba que todas las puertas de acceso estaban cerradas!

—¡Ahhhhhh!—los ojos de Patricia se salían de las órbitas mientras saltaba de la silla donde había estado dormitando. Miraba mi cara asustada. Ella vol­vió a gritar; y yo grité por su grito. Nos aferramos la una a la otra, llenas de terror. En el momento en que nos calmamos lo suficiente, nos dimos cuenta de que no había nadie allí (al menos, nos auto convencimos de eso antes que arriesgarnos a subir al tercer piso para ver a qué se debían los ruidos). Nos reímos por lo aterrorizadas que habíamos estado, y nos quedamos juntas hasta que mi esposo y las niñas regresaron.

Aunque Patricia y yo sentíamos que estábamos completamente solas en aquel enorme hogar de niñas, las dos sabíamos que no era así. Dios estaba con nosotras todo el tiempo, a pesar de habernos asustado tontamente la una a la otra. Y él estará siempre contigo, en la oscuridad y a la luz del sol, tal como lo ha prometido.

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