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domingo, 16 de noviembre de 2014

Matutina de Adultos: Noviembre 16, 2014

El Advenimiento en marcha -12: Asia Oriental


Vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Mateo 8:11.



Abram La Rue (1822-1903) es una de las personas verdaderamente fascinantes en un adventismo forjado por un buen número de personajes pintorescos. Habiendo amasado una fortuna en los campos de oro de California e Idaho, para la década de 1880 se las había arreglado para perderla, y trabajaba alternadamente como pastor de ovejas y leñador, cuando el mensaje adventista se apoderó de él.

Inmediatamente después de su conversión, La Rue, a quien no faltaba ni coraje ni entusiasmo, solicitó a la Asociación General un nombramiento misionero para China. Pero, dado el hecho de que era un converso reciente y de que estaba en edad de jubilarse, los líderes rechazaron su ofrecimiento y le sugirieron que fuera como adventista de sostén propio a una de las islas del Pacífico.

Después de hacer un curso acelerado de un año en el Healdsburg College, La Rue se abrió camino hasta Honolulú en 1883 o 1884. Su éxito allí hizo que la iglesia enviara a W. M. Healey a Hawaii, a fin de organizar la iglesia en las islas.

En 1888, el exuberante pionero partió hacia Hong Kong, donde estableció una misión de marineros, y durante catorce años hizo obra de colportaje. Se concentró en los tantos barcos del puerto multinacional. Pero, durante sus años en Hong Kong, La Rue se las ingenió para acoplarse en viajes misioneros a lugares como Shanghai, Japón, Borneo, Java, Ceilán, Sarawak, Singapur, y una vez hasta Palestina y el Líbano. No hace falta decir que vendía libros y folletos cada vez que su barco se detenía. En su tiempo libre, también hizo arreglos para publicar los primeros folletos adventistas en chino.

Mientras tanto, en California, W. C. Grainger, uno de los primeros conversos de La Rue, había llegado a ser presidente del Healdsburg College. Pero, inspirado por su mentor, pronto partió con llamado oficial hacia Japón. Allí, en alianza con un ex alumno de origen japonés, T. H. Okohira, estableció una escuela de idioma extranjero, para enseñar inglés a alumnos universitarios mediante la lectura de la Biblia. Así, Grainger inició una forma de evangelización que ha resultado productiva en el Lejano Oriente hasta la actualidad.

Una de las lecciones de la historia de La Rue es que Dios puede usar a personas “mayores” para difundir su mensaje. Lo bueno es que, para Dios, la vida no termina con la jubilación.

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