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domingo, 9 de noviembre de 2014

Matutina de la Mujer: Noviembre 9, 2014

En ella estarán mis ojos


“Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días”. 1 Reyes 9:3



Tiene que verla un especialista”, dijo el médico después de revisar a Valentina, nuestra segunda hija de apenas un año. Vivíamos en Taco Pozo, Chaco, Argentina. Era nuestro primer año en el ministerio. Valentina todavía no caminaba cuando notamos que arrastraba el pie derecho. La llevamos al traumatólogo y nos dijo que la niña tenía una pierna más larga y que el problema estaba en la cadera. Su pierna tenía una pronunciada rotación externa, y la solución podría ir desde un corsette, que la mantendría en posición fetal durante seis meses, hasta cirugía de caderas.

Efectivamente, durante los controles podíamos ver que su pierna derecha era un centímetro más larga que la izquierda. Nos derivaron al Hospital de Niños, en la provincia de Salta, para que la viera un traumatólogo pediatra. Debíamos sacar turno y esperar a que nos llamasen, y eso podría tardar hasta tres meses. No podíamos esperar tanto… y Dios hizo que nos llamaran después de una semana. Decidimos, con los hermanos del distrito, realizar una cadena de oración por Valentina durante esa semana, antes de que la viera el nuevo médico.

Después de leer la derivación, la revisó un traumatólogo y luego otro. El diagnóstico de ambos fue: “Su hija no tiene nada”. Estiraban sus piernitas y no había diferencia entre ellas. Ellos no entendían por qué la habían derivado. Yo sí entendí. Entendí que Dios, en su amor y misericordia, responde nuestras oraciones. Esa misma noche, al llegar a casa, Valentina empezó a caminar solita. Nunca más arrastró su pie. Posteriores exámenes de control no mostraron secuelas.

Amiga, hoy Valentina tiene ocho años y lleva una vida completamente normal para su edad. “Yo he santificado esta casa y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días”, dice el Señor. Dios también quiere estar en tu casa y santificada. Edifícala para él, entrégasela y entrégate a él y responderá las peticiones de tu corazón.

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