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sábado, 8 de noviembre de 2014

Matutina de la Mujer: Noviembre 8, 2014

Hojas de otoño


“Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada”. Proverbios 31:25, 30



Con la nariz pegada a la ventanilla del ómnibus urbano observo el paisaje que me ofrecen las calles de Montevideo. Luego de diez años de vivir en un país tropical, volver a experimentar las cuatro estaciones me resulta una experiencia maravillosa. Y es que las estaciones no son más que un reflejo de la vida en muchos sentidos.

Hace apenas unos días comenzó el otoño con sus colores tan particulares, y las calles de la vieja ciudad están alfombradas de hojas secas que revolotean con el viento cual ropaje gastado de ecológicos tonos anaranjados, amarillos, marrones, violáceos y grises.

Esos árboles desnudos que esperan el frío invierno me enseñan que muchas veces es necesario que nos desprendamos de viejas cargas y afrontemos un crudo invierno desprovistas de esa mullida seguridad y confort a que nos aferrábamos, para luego recibir una primavera llena de brotes tiernos, de capullos coloridos, de renovación. Para el árbol todo esto no sería posible si no se desprendiese de su follaje.

Para nosotras es una cuestión de decisión. No te aferres a hojas muertas. Deja de vestir tu vida con lo que ya no te pertenece. Déjalo ir. ¡Renuévate! ¡Sigue hacia adelante! Tal vez esta mañana al levantarte y verte al espejo has notado, como yo, que la piel no es igual que hace diez o veinte años porque el tiempo ha dejado su marca. Tu cabello va mostrando esas hebras plateadas que te incomodan.

Déjalo ir, ¡ya no eres la misma! Y nunca lo serás, pero hay algo mejor, y lo mejor está por venir, puedes estar segura de eso. Si dejas de preocuparte por esos detalles que ya no puedes cambiar, verás que en la madurez está tu mayor tesoro, verás que hasta es más bella una sonrisa rodeada de surcos cuando es transparente, acompañada de una mirada sincera y franca, a pesar de las “patas de gallo”.

La mujer virtuosa que describe Salomón se ríe de lo por venir, porque está vestida de fuerza y honor. Mira hacia adelante confiada, segura, dispuesta a soltar viejas cargas, vanas expectativas. De la mano de Jesús la más bella de las estaciones se avecina, lo mejor está por venir.

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