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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Matutina de Adultos: Noviembre 6, 2014

El Advenimiento en marcha -1: Rusia


¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? Romanos 10:14.



Dios, a veces, usa formas extrañas a fin de ayudar a la gente a oír su Palabra. Ese fue el caso del arribo del adventismo a Rusia. Como en tantos lugares del mundo, los conversos al adventismo en los Estados Unidos entre las poblaciones de inmigrantes estimularon por primera vez el comienzo del adventismo en Rusia. En su deseo de compartir su fe, a menudo enviaban folletos doctrinales a familiares y amigos de su país.

Así fue en 1882, cuando un vecino de Gerhardt Perk, proveniente de Crimea, le notificó que tenía literatura interesante pero peligrosa, que había llegado de los Estados Unidos en 1879. Después de suplicarle mucho, el vecino le prestó a Perk The Third Angel’s Message [El mensaje del tercer ángel], de J. N. Andrews. Al leerlo en secreto, Perk escribió a los publicadores estadounidenses pidiendo más información. Pronto, al leer, se convenció de la doctrina adventista, pero tuvo dudas para comenzar a guardar el sábado.

Por esa época, llegó a ser representante de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Mientras viajaba de un lugar a otro vendiendo libros, Perk escapó del desastre varias veces, por lo que creyó que fue la protección divina. En ese momento, se convenció de que, si esperaba que Dios lo cuidara, debía vivir a la altura de toda la verdad bíblica que poseía. Como resultado, agregó literatura adventista a las Biblias que vendía.

Pero, Perk no era el único que difundía la doctrina adventista en el sur de Rusia. Otro era un ruso-alemán convertido al adventismo en Dakota del Sur. Aunque tenía más de ochenta años, un impedimento en el habla y no tenía dinero, regresó a Rusia para compartir su fe, y vendió sus botas para pagar parte de su boleto.

En pocas palabras, era creativo. Alegando problemas de visión, entraba en el mercado de un pueblo y pedía a la gente que le leyera. Si el lector se interesaba en el tema, le daba el folleto.

Sin embargo, repartir ese material en Rusia estaba en contra de la ley. Pero, cuando el sacerdote local quiso que arrestaran al anciano, la gente apedreó al clérigo por pensar que un viejo casi ciego podría ser peligroso. El “inofensivo anciano” evangelizó durante más de un año de esta manera.

Así fue el comienzo del adventismo en Rusia. Parece que Dios puede usar casi a cualquiera, en casi cualquier condición, con casi cualquier método, para difundir la verdad bíblica. Probablemente pueda usarnos a nosotros, incluso.

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