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martes, 18 de noviembre de 2014

Matutina de Adultos: Noviembre 18, 2014

Misión a los afroamericanos -2


Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Gálatas 3:27.



En 1891, Elena de White estaba preocupada por la falta de actividad adventista entre los afroamericanos estadounidenses. El 21 de marzo presentó un “testimonio” sobre el tema, ante los delegados al Congreso de la Asociación General. Especialmente exigió más obra entre la gente de color del sur. Su llamado pronto salió publicado como un folleto de 16 páginas, titulado Our Duty on the Colored People [Nuestro deber hacia la gente de color].

“El Señor”, dijo a los delegados, “nos ha dado luz en cuanto a todas estas cuestiones. Hay principios establecidos en su Palabra que deberían guiarnos al enfrentar estas cuestiones desconcertantes. El Señor Jesús vino a nuestro mundo para salvar a hombres y mujeres de todas las nacionalidades. Murió tanto por la gente de color como por los de raza blanca [...]. Se pagó el mismo precio por la salvación del hombre de color que por la del hombre blanco, y los desaires para con la gente de color, por parte de muchos que afirman estar redimidos por la sangre del Cordero [...] tergiversan a Jesús, y revelan que el egoísmo, la tradición y el prejuicio corrompen el alma [...]. Que ninguno de los que mencionan el nombre de Cristo sea cobarde en su causa. Por amor a Cristo, manténganse como si estuviesen mirando dentro de los portales abiertos de la ciudad de Dios” (SW 9-18).

A pesar de su súplica de extender agresivamente la misión adventista entre los afroamericanos del sur, nada ocurrió hasta 1893. Ese año, Edson White “descubrió” el documento. Edson, el mayor de sus hijos vivos, hacía poco había experimentado la conversión, con poco más de cuarenta años. En su entusiasmo, se convenció de que llevaría el mensaje adventista a los ex esclavos del extremo sur.

Aparentemente inspirado por el “Pitcairn”, Edson, siempre creativo, se relacionó con Will Palmer (otro recién convertido con un historial dudoso) para construir un “barco misionero” y entrar en uno de los capítulos más emocionantes de las misiones adventistas estadounidenses.

Los dos misioneros insólitos construyeron el Morning Star [Estrella de la mañana] en Allegan, Míchigan, en 1894, a un costo de tres mil setecientos dólares. Su embarcación finalmente serviría como residencia para el personal adventista. Además, había espacio para una capilla, una biblioteca, una imprenta, la cocina y el laboratorio fotográfico. En resumen, era un puesto misionero sobre el agua.

Me asombra el hecho de que Dios pudiera usar al inquieto Edson y a Will. Es un aspecto de su gracia. Más allá de eso, es un faro de esperanza para aquellos que tienen hijos que todavía no han descubierto el Camino.

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