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viernes, 14 de noviembre de 2014

Matutina de Adultos: Noviembre 14, 2014

El Advenimiento en marcha -10: Sudamérica


Y [...] Dios [...] había abierto la puerta de la fe a los gentiles. Hechos 14:27.



Ayer observamos que la Asociación de Escuelas Sabáticas destinó las ofrendas de la última parte de 1890 a fin de iniciar la Misión Sudamericana de la iglesia.

Aquí necesitamos detenernos un momento. La mayoría de nosotros ha participado de las ofrendas misioneras de la Escuela Sabática, pero pocos reconocemos cómo surgieron. Las primeras ofrendas de Escuela Sabática para las misiones tuvieron lugar en 1885, cuando la Iglesia Adventista comenzó en Australia. Pero, las ofrendas misioneras no incitaron mucho entusiasmo hasta el proyecto “Pitcairn” en 1889 y 1890. Después de ese proyecto, la Escuela Sabática nunca sería la misma. Al ser una firme partidaria de las misiones adventistas alrededor del mundo, su segundo gran proyecto sería para la Misión Sudamericana, en 1890. A partir de ese entonces, la Escuela Sabática nunca ha dejado de alentar financieramente a cada parte del mundo.

Eso nos remonta a los comienzos del adventismo en Sudamérica. A comienzos de 1890, antes de que la iglesia pudiera enviar misioneros sostenidos por ella, Jorge Riffel llevó a cuatro familias de agricultores ruso-alemanes desde Kansas a la Rep. Argentina, como misioneros de sostén propio. Habiéndose convertido recientemente al adventismo, Riffel había escrito de su nueva fe a los colonos ruso-alemanes de ese país. Uno le respondió diciendo que guardaría el sábado si tuviese a alguien para guardarlo con él. Eso fue suficiente para inducir a Riffel a dar un paso que le cambiaría la vida.

A fines de 1891, la Iglesia Adventista del Séptimo Día envió a sus primeros misioneros “oficiales” a Sudamérica. Ninguno de ellos hablaba castellano ni portugués, de modo que esos tres colportores se abrieron paso vendiendo libros en alemán e inglés, a la población que leía otro idioma.

Los llamados de la familia Dupertuis, los informes de los colportores y las consultas de los Riffel estimularon a la Asociación General, en 1894, a despachar a F. H. Westphal para supervisar la misión adventista en las repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. Westphal dedicó más de veinte años a trabajar en esos países y en la República de Chile.

Las ideas pequeñas dan lugar a resultados grandes. Y los humildes laicos que compartieron publicaciones con los demás hicieron mucho para difundir el adventismo alrededor del mundo. Estas son cosas en las que podemos participar todos.

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