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lunes, 27 de octubre de 2014

Matutina de Menores: Octubre 27, 2014

Sembrando semillas de espagueti


«No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. [...] Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. (Gálatas 6: 7-9)



El día de los inocentes de 1957, un distinguido programa de televisión de Inglaterra llamado Panorama, desarrolló un tema inusual para un noticiero. Richard Dimbleby, un periodista muy respetado, informó sobre la cosecha anual de espagueti en Ticino, en la frontera entre Italia y Suiza. En pantalla se podía ver a mujeres cosechando largas tiras de espaguetis de los árboles y poniéndolos al sol para secarlos. Dimbleby cerró su reportaje diciendo: “No hay nada más delicioso que comer espaguetis cultivados en casa y recién cosechados”.

Tú y yo sabemos que los espaguetis no crecen en los árboles. Se hacen con una mezcla de harina de trigo y otros ingredientes que se pasa por una máquina. Pero muchas personas estaban confundidas. Algunos se reían por la broma: otros se quejaban, pues un programa serio no debía dedicarse a chistes tan absurdos; en tanto que muchos otros escribieron pidiendo más detalles del festival para poder asistir.

Otra broma fue protagonizada por Winston Norton, hijo de Horace Norton, fundador del Norton College de Chicago, Estados Unidos. En 1932, Winston estaba dando un discurso en una reunión en el Norton College. En el discurso incluyó la anécdota de cómo, en 1860, Ulysses Simpson Grant le había dado un cigarro a su padre. En reconocimiento de la importancia histórica de un cigarro que había pertenecido al 18° presidente de los Estados Unidos, su padre lo había guardado como un tesoro familiar. Winston decidió encenderlo al finalizar el discurso.

—Encender este cigarro con mano temblorosa —dijo—, no es solamente un tributo a quien ustedes llaman el fundador de esta universidad, sino también al titán de los estadistas, que nunca fue demasiado exaltado como amigo, que fue…

¡Bang! El cigarro explotó. Habían pasado ya unos setenta años, pero el presidente Grant finalmente había hecho su broma.

Nos reímos con bromas como la cosecha de espaguetis o el cigarro de Grant que explotó, pero muchas cosas en la vida no son una broma, como hacer daño a los demás o burlarse de las cosas espirituales. Es muy serio destruir o debilitar tu propia fe o la de otras personas. Dios no puede ser burlado de eso puedes estar seguro.

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