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domingo, 12 de octubre de 2014

Matutina de Menores: Octubre 12, 2014

¡NO ES JUSTO!


«No quiero que mueras, dice el Señor soberano» (Ezequiel l8: 32, NTV).



Silvia de dieciséis años, abrazó a su hermano, de siete, mientras la am­bulancia partía seguida por el auto que manejaba su mamá. «Vamos, Jaime —dijo ella conteniendo las lágrimas—. Vamos adentro. Te voy a preparar tu sándwich favorito». Silvia entró rápidamente en la casa y Jaime la siguió hasta la cocina.

Si papá se murió, ¿por qué mamá tuvo que ir al hospital? —preguntó
Ya te lo dijo antes de irse. Tiene que firmar unos papeles.
No entiendo por qué no pude ir con ella —dijo Jaime desplomándose en una silla.
Mamá ya te lo explicó. Los abuelos van a llegar en cualquier momen­to y ella quiere que estemos aquí para recibirlos.
¡Está bien! —Jaime golpeó la mesa con el puño—. Pero ¡no me gusta! De pronto se levantó de la mesa y salió corriendo por la puerta de atrás. — ¡A mí tampoco me gusta! —le gritó Silvia—.
Aquellos que han perdido a un ser querido pueden entender el enojo de Silvia. Recuerda la muerte fue cosa de Satanás, no de Dios. Dios odia la muer­te, tanto que mandó a su Hijo Jesús a destruirla para siempre. Eso es lo que hizo Jesús en la cruz: derrotó a la muerte para siempre. Ahora, si esto es cierto, ¿por qué todavía la gente muere? Porque la muerte que destruyó Jesús es la que suele llamarse «la segunda muerte». Es a la que se refiere la Biblia cuando dice: «La paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna» (Romanos 6: 23).

Silvia podría preguntar. « ¿Y cómo ayuda esto a mi papá? Él está muerto. No puede jugar a la pelota ni enseñarme a conducir el auto». Yo le diría: «Tu padre está muerto, pero solo por poco tiempo porque, cuando Jesús vuel­va, saldrá de la tumba. Jesús le dirá: “Levántate para vida eterna”. Tu papá volverá a jugar a la pelota y, aunque no te enseñe a manejar, tú y él, juntos, podrán descubrir muchas cosas maravillosas en el perfecto reino de Dios».

(Continuará…)

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