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miércoles, 1 de octubre de 2014

Matutina de la Mujer: Octubre 1, 2014

Cantaré Salmos a mi Dios


 “A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré mientras viva” Salmos 104:33.



El libro de Salmos nos invita a cantar y alabar a Jehová. Cuando el salmista alababa a Dios por su favor hacia Jerusalén dijo: “Porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave y hermosa es la alabanza” (Sal. 147:1). Si el canto es suave, seguramente suaviza. ¿Qué suaviza? Hay un aforismo que afirma: “El que canta, sus penas espanta”, y creo que realmente funciona, ya que lo he experimentado en mi vida.

Al año de estar disfrutando de la jubilación, recibimos una invitación para trabajar durante dos años como voluntarios en la Unión Japonesa de la División Norasiática. Al llegar a Tokio supimos que nuestro lugar de acción estaría en Toyota, a unos 350 km al sur de la capital. Nuestro objetivo eran los sudamericanos descendientes de japoneses, especialmente brasileños.

Aunque teníamos el ánimo dispuesto, de pronto nos dimos cuenta de que éramos analfabetos, y prácticamente sordomudos, realidad que no fue fácil enfrentar. Para cualquier trámite dependíamos de la ayuda de un traductor, al que no queríamos molestar ya que él también tenía sus compromisos de trabajo. Además, nuestra mente trabajaba haciéndonos recordar que estábamos del otro lado del mundo respecto a nuestros queridos hijos y nietos.

Para completar el cuadro, a las pocas semanas de haber llegado supimos que mi madre, en ese tiempo con 88 años, había sufrido un infarto cardiovascular. Gracias a Dios, ella superó su problema de salud y aún la tenemos con nosotros. Toda esa situación hizo que volviera mi acidez estomacal. Sabiendo que podía tener problemas de salud, había llevado algunos medicamentos, pero no fueron suficientes. Sentí la necesidad de “suavizar” mi estómago, pero ¿cómo? ¡Con la oración y un cántico de alabanza en el corazón!

Querida amiga, hoy con toda certeza puedo recomendarte este gran remedio para la ansiedad o cualquier preocupación que quiera minar tu alma. Desde niña, siempre me gustó cantar, y formaba parte de los coros de la iglesia y el colegio, pero ahora, con sumo gozo he reafirmado mi decisión: “A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva”.

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