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viernes, 10 de octubre de 2014

Matutina de Adultos: Octubre 10, 2014

¿Y la Trinidad? -4


Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino. Hebreos 1:8.



Aunque la Biblia no tiene ningún problema en llamar Dios a Jesús, los primeros adventistas sí; indudablemente, por un prejuicio en contra de la Edad Media, según el cual se sostenía que la doctrina de la Trinidad era producto de una iglesia en apostasía. Pero, esa actitud cambiaría.

Y, al frente de los que dirigían a la iglesia en nuevas direcciones estaba Elena de White. Si bien nunca usó la palabra “Trinidad”, sus escritos en la era de 1888 y posteriores están colmados de frases y conceptos trinitarios. Señaló, por ejemplo, que “hay tres personas vivientes en el trío celestial [...] el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo” (Ev 446). Y, en 1901 escribió respecto de “los eternos dignatarios celestiales –Dios, Cristo y el Espíritu Santo” (ibíd., p. 447). Repetidas veces se refirió al Espíritu Santo como la “tercera persona de la Divinidad” (ibíd., p. 448; DTG 625). Y no tenía ninguna duda de “que el Espíritu Santo [...] es una persona así como Dios es persona” (Ev 447).

En cuanto a Cristo, Elena de White avanzó infinitamente más allá que Waggoner, Smith y la mayoría de los otros adventistas de su época, cuando describió a Jesús no solo como “igual a Dios” sino también como “el Hijo eterno y existente por sí mismo” (ibíd., p. 446). Había estado con el Padre “por toda la eternidad” (RH, 5 de abril de 1906).

Quizá la declaración más controvertida y sorprendente de la señora de White, para los adventistas en la década de 1890, fue una frase que apareció en su libro sobre la vida de Jesús, en la que señaló que “en Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra” (DTG 489; énfasis añadido). Esa declaración tomó por sorpresa a la iglesia, y algunos se preguntaban si ella había abandonado la fe.

No podemos tener la menor duda de que Elena de White estaba a la vanguardia de los que intentaban cristianizar el adventismo en su acercamiento a la Deidad.

Pero, es fundamental tener en cuenta que ella nunca resolvió ningún problema y que nunca elaboró una teología de la Trinidad, sino que salpicó sus escritos con declaraciones que llevaron a pastores y miembros de iglesia a volver a la Biblia, y reestudiar el tema por su cuenta.

Padre celestial, hoy estamos agradecidos por un Cristo suficiente para salvar y un Espíritu Santo adecuado para su tarea redentora.

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