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lunes, 8 de septiembre de 2014

Matutina de Menores: Septiembre 8, 2014

UNA FORMA MÁS FÁCIL

 

«Escucharé lo que el Señor va a decir» (Salmo 85: 8).

 
 
Ana se hizo un ovillo, apretando contra su pecho una de sus almohadas. Luz estaba de nuevo en lo suyo: gritando, llorando y lanzando sus animales de peluche contra la pared.

—¡Qué malos son! No entiendo por qué mami y papi no me dejan salir con mis amigos esta noche. Me tratan como si fuera un bebé: «No hagas esto», «no hagas aquello». ¡Si les hago caso, nunca me divertiré! ¡Es mi vida y deberían dejarme vivirla como yo quiero!
 
Ana sabía que era mejor no contestarle a su hermana mayor. Luz estaba por retomar su discurso, cuando escucharon la voz de su madre:
 
—Luz, ¡si te oigo decir una sola palabra más te quedarás en casa! Ahora mismo quiero que bajes y ayudes a poner la mesa. Tú también, Ana.
 
—¿Te das cuenta? ¿Ves lo que decía? —rezongó Luz—. ¡Estaría mejor viviendo en China!
 
Ana suspiró. Había oído lo mismo muchas veces. No importaba lo que dijeran sus padres, Luz siempre insistía en que eran injustos y no la dejaban tomar sus propias decisiones. «Estoy en la escuela secundaria, ¡ya es hora de que me dejen tranquila!», Ana arqueó las cejas. Luz actuaba como si fue­ra más tonta que años atrás.
 
—Solo espera a que tengas mi edad para que entiendas —dijo Luz al salir de la habitación.
 
«¡Su edad! ¡Como si por tener dieciocho meses más que yo fuera un gi­gante!», pensó Ana. Tampoco Ana era una santa, ni que no pudiera pensar por sí misma. Precisamente porque podía pensar por sí misma, consideraba que su hermana actuaba como una tonta. Ana había aprendido a no seguir a ciegas a su hermana mayor, para no meterse en problemas. Esa precau­ción le había evitado muchos dolores de cabeza: castigos, privilegios res­tringidos así como las consecuencias de tomar decisiones necias.
 
Ana decidió que no había que intentar todas las tonterías de su hermana para darse cuenta de que algunas podrían ser peligrosas. Aprendió de los erro­res de su hermana. Dios le habió a Ana de esa forma, y ella escuchó.
 

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