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martes, 2 de septiembre de 2014

Matutina de Menores: Septiembre 2, 2014

DOÑA SHIRLEY


«Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto» (Proverbios 3: 6).



La lancha misionera viajó cada vez más lejos, remontando el río Amazo­nas; la selva se iba volviendo más espesa cuanto más se adentraban en la región. El único contacto que los residentes de la zona tienen con el mundo exterior es a través del río, por esa razón la llegada de la lancha misionera siempre es un motivo de alegría. Cuando la lancha llegaba a algún pueblo, la escuela daba el día libre a los alumnos para que fueran al dentista. En una de aquellas paradas, mientras Bob y los demás médicos trataban a los pacientes, las damas decidieron visitar la escuela. Shirley llevó su Biblia y un ejemplar del libro El camino a Cristo, ambos en inglés.

En la escuela, las mujeres trataron de comunicarse con los maestros, pero ellos no hablaban inglés. Finalmente se despidieron y volvieron hacia el río. De repente, un hombre llegó corriendo: «Yo hablo inglés, soy el maestro de inglés de la escuela». Sin embargo, cuando las mujeres quisieron hablar con él, encontraron que no entendía lo que decían y tampoco ellas lo entendían a él. Shirley decidió regalarle su Biblia y el libro que llevaba, pensando que quizás él podía leer en inglés mucho mejor de lo que hablaba.

Cuando Shirley regresó a la lancha, se enteró de que aquel maestro era católico, y el único en toda la aldea que sabía algo de inglés. Ella pensó que Dios había guiado a aquel hombre para que conversara con ellas. Muy emo­cionada, trató de relatar su experiencia, pero nadie parecía entender la ra­zón de su alegría. Consideraban muy pequeño el milagro de Shirley, comparado con el desafío de salvar vidas y aliviar el dolor; para ella aquel milagro lo era todo.

Dios desea dirigir tu vida. Quizás no tengas la edad suficiente como para ir a otro país, pero Dios promete guiarte, si al igual que Shirley le permites hacerlo. Algún día, quién sabe, quizá te veas a bordo de una lancha misio­nera, remontando el Amazonas. A lo mejor encuentras a alguien que conoció el amor de Cristo a través de una Biblia y de un libro titulado El camino a Cristo, que una dama de nombre Shirley le obsequió hace algunos años.

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