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martes, 16 de septiembre de 2014

Matutina de Menores: Septiembre 16, 2014

No tan tonto


«Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones, para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo» (Filipenses 2: 14, 15).



El director de Conquistadores suspiró con desesperación, mientras hablaba con uno de los chicos: «Josh, ¿es que no puedes hacer nada sin quejarte, o sin discutir?». El joven de trece años cruzó los brazos en forma desafiante, dirigió la mirada a los cordones sueltos de sus zapatillas y no dijo nada. «Escucha, o llevas de vuelta al campamento tu equipo de acampar, o tendrás que trabajar en la cocina el resto del fin de semana».

De vuelta en el campamento, el director llevó a Josh a la cocina y lo entregó a Cookie, el cocinero, que lo mantendría ocupado fregando ollas y platos mientras los demás chicos y chicas iban a caminar por la orilla del río. Cuando Josh colocó de mala gana el último caldero en el estante correspondiente, Cookie se paró detrás de él:

—Todavía no hemos terminado.
Josh se espantó al oír aquello. Mientras tanto, el cocinero sonrió.
—Ven conmigo. Necesitamos asar estos malvaviscos, marshmallows, o esponjitas; como quieras llamarlos. Aquí tienes un asador.

Josh se acercó al fuego con desgana. aceptando el largo tenedor que Cookie le pasaba. Los minutos siguientes estuvo aprendiendo a tostar aquellos dulces. Josh comió uno de ellos, mientras el cocinero lo observaba.
—Te quedó algo en la boca —dijo Cookie riendo.
—Gracias —dijo Josh mientras se limpiaba el labio con la manga de la camisa.

El chico y aquel rudo cocinero pasaron varios minutos sentados en un tronco frente al fuego, mirando las llamas y tostando malvasviscos.

—¿Sabes algo? —le dijo Cookie a Josh—, desde que estamos sentados aquí no has utilizado la palabra no ni una sola vez. ¡Qué bien!

Josh se sonrojó, mientras miraba al fuego.

—Apuesto a que en algunas ocasiones ni siquiera sabes el motivo por el cual dices no —añadió Cookie—. Apuesto a que es un hábito, y no necesariamente una opinión. Eres un buen chico cuando te lo propones. 

(Continuará…)

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