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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Matutina de Adultos: Septiembre 24, 2014

Elena de White en Minneápolis: Deja a Jesús entrar -2


Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros. Efesios 5:1, 2.



“Se han presentado teorías áridas, y las almas preciosas están hambrientas del Pan de vida. Esta no es la predicación que Dios exige o que el Dios del cielo aceptará, porque está desprovista de Cristo. El cuadro divino de Cristo debe ser mantenido delante de la gente [...].

“Debe ser elevado delante de los hombres. Cuando esto se mantiene delante de la gente, el mérito de la criatura se hunde en la insignificancia. Cuanto más se concentra la mirada sobre él, cuanto más se estudia su vida, sus lecciones, su perfección de carácter, tanto más pecaminoso y aborrecible aparecerá el pecado. Por medio de la contemplación, el hombre no podrá menos que admirar y ser más atraído hacia él; queda más encantado y con más deseos de ser semejante a Jesús, hasta que se asimile a su imagen y tenga la mente de Cristo. Anda con Dios, como Enoc. Su mente queda llena de los pensamientos de Jesús. Él es su mejor amigo [...]

“Estudiad a Cristo. Estudiad su carácter, rasgo por rasgo. Él es nuestro Modelo, que se nos pide que copiemos en nuestras vidas y caracteres, pues de otro modo dejamos de representar a Jesús; pero presentaremos ante el mundo una copia falsa. No imitéis a ningún hombre, porque los hombres son defectuosos en sus hábitos, en su lenguaje, en sus maneras, en su carácter.

“Presento delante de vosotros al Hombre: a Cristo Jesús. Debéis conocerlo individualmente como vuestro Salvador, antes de que podáis estudiarlo como vuestro modelo y ejemplo [...].

“Todos los que dicen ser seguidores de Cristo están en la obligación de andar en sus pisadas, de estar llenos de su Espíritu, y así presentar a Jesucristo al mundo, a ese Jesús que vino a nuestro planeta a representar al Padre [...].

“Considerar a Cristo como nuestra única fuente de fortaleza, presentar su amor incomparable para que la culpa de los pecados fuera cargada a su cuenta y su propia justicia fuera acreditada al hombre de ninguna manera anula o descarta la Ley o rebaja su dignidad; al contrario: la coloca en el lugar en que brilla sobre ella la verdadera luz y la glorifica [...]. La Ley es completa y plena en el gran plan de salvación solamente al ser presentada bajo la luz que brilla desde el Salvador crucificado y resucitado” (Manuscrito 24, 1888; MS 3: 191-193, 200).

Al escuchar hablar a Elena de White, podríamos pensar que no podemos apropiarnos de Jesús lo suficiente. Eso es cierto: él es lo único en el mundo con lo que podemos tener deseos intemperantes.

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