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viernes, 29 de agosto de 2014

Matutina de la Mujer: Agosto 29, 2014

Un libro en cada casa


“Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 Timoteo 4:8



La imprenta es un poderoso medio para activar y transfor­mar las mentes y los corazo­nes de las personas. Además de pro­porcionar un beneficio significa una oportunidad para presentar las pu­blicaciones denominacionales a un gran número de personas. En 2011 tuve la oportunidad de participar en

el proyecto de Impacto “Sucre, ciudad con esperanza”. En aquella ocasión par­ticiparon no solo los miembros de las iglesias de Sucre sino de otras ciudades de Bolivia.

Todos estaban unidos con un mismo propósito: llevar un libro a cada casa. ¡Fue una experiencia inolvidable! La gente lo recibía con mucha alegría cuando se le decía: “Este libro es un regalo para ti”. Las palabras “regalo”, “obsequio” y “pre­sente” son mágicas, cambian el rostro y generan una sonrisa de aceptación hacia la persona que está colocando algo en sus manos. Lo mejor es que ese “algo” es mucho más que un simple regalo material, es un regalo de vida eterna.

Mientras caminábamos por las calles dejando el libro, una señora que estaba en la vereda de enfrente, al vernos cruzó la calle, nos saludó con un beso y nos pidió el libro.

Otro incidente que llamó mi atención fue algo que sucedió por la tarde de esa jornada. Después de terminar la entrega de los libros en el sector que nos tocó, notamos que nos sobraron algunos. La calle donde nos encontrábamos era empinada y los choferes de los micros no se animaban a parar, pero al mostrarles el libro, se detenían para recibir su regalo.

Querida amiga, esta fue una experiencia maravillosa y te animo a que tú también puedas ser parte de un proyecto similar. Decide hoy, si no lo has hecho aún. No lo dudes más. Haz un plan personal o familiar de ahorro sistemático para poder adquirir el libro misionero y con él lleva esperanza a muchos. Que tu intento no sea solo durante un mes o dos, sino un proyecto de vida hasta que Cristo venga.

Elena G. de White nos insta: “Debéis avanzar con vuestras manos llenas con la debida clase de material de lectura y vuestro corazón lleno del amor de Dios” [El evangelismo, pp. 120, 121).

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