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sábado, 23 de agosto de 2014

Matutina de Adultos: Agosto 23, 2014

Hacer notar el problema


Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15.



El 5 de agosto de 1888, dos meses antes del inicio de las reuniones de la Asociación General, Elena de White escribió una carta poderosa a los “Queridos hermanos que se reunirán en la Asociación General”, con la que metió el dedo en los problemas viscerales del enfrentamiento teológico. Escucha con atención sus preocupaciones y los temas.

“Con humildad de mente, con el Espíritu de Cristo, escudriñen las Escrituras cuidadosamente, para ver cuál es la verdad. La verdad no puede perder nada con una investigación a fondo. Que la Palabra de Dios hable por sí misma, que sea su propio intérprete [...].

“Hay una maravillosa [es decir, asombrosa] pereza, que es permitida por una gran clase de nuestros pastores que están dispuestos a que otros [es decir, Smith y Butler] escudriñen las Escrituras por ellos; y toman la verdad de sus labios como un hecho positivo, pero no saben si es la verdad bíblica por su propia investigación personal ni por las profundas convicciones del Espíritu de Dios sobre su corazón y mente [...].

“Nuestro pueblo, en forma individual, debe entender la Biblia más a fondo, porque por cierto serán llamados a presentarse ante concilios, serán criticados por mentes agudas y críticas. Una cosa es dar su consentimiento a la verdad, y otra cosa es, mediante un examen minucioso como estudiosos de la Biblia, saber cuál es la verdad [...].

“Muchos, muchos se perderán porque no han estudiado su Biblia de rodillas, con oración ferviente a Dios para que el ingreso de la Palabra de Dios pueda dar luz a su comprensión [...]. “Uno de los obstáculos más grandes para nuestro éxito espiritual es la gran falta de amor y respeto demostrado por el otro [...] es la obra del enemigo crear un espíritu festivo, y tener sentimientos festivos, y algunos creen que están haciendo la obra de Dios al reforzar el prejuicio y los celos entre los hermanos [...].

“La Palabra de Dios es la gran detectora de errores, ante la cual debemos traer todas las cosas. La Biblia debería ser la norma de cada doctrina y práctica. Deberíamos estudiarla con reverencia. No deberíamos recibir opinión alguna sin antes compararla con las Escrituras. En asuntos de fe, es la autoridad divina y suprema” (Carta 20, 1888).

En esos pensamientos hallamos nuestras órdenes de marcha para hoy.

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