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martes, 1 de julio de 2014

Matutina de Menores: Julio 1, 2014

Récord de alabanza


«¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?» (Salmo 8: 4)



Cada cuatro años el mundo se prepara para los Juegos Olímpicos. Los más recientes se celebraron en Londres, Inglaterra, en 2012. Se batieron récords, se repartieron medallas y muchos atletas alcanzaron sus sueños. Pero pongamos a un lado los impresionantes récords olímpicos para aprender otros récords no tan conocidos.

El jamaicano Usain Bolt posee el récord mundial de 9.58 segundos en 100 metros lisos. Eso equivale a una velocidad de 38 kilómetros por hora. Sin embargo, un guepardo puede alcanzar la velocidad de 95 kilómetros por hora, e incluso puede realizar arrancadas de 115. Los galgos y los zorros rojos pue­den correr a más de 60 kilómetros por hora.

Javier Sotomayor, un atleta cubano, estableció un récord de 2.44 metros en el salto de altura en el año 1989. Sin embargo, en 1965 un canguro austra­liano saltó sobre un fajo de madera de 3 metros de altura. ¡Impresionante! El récord de levantamiento de pesas en la modalidad de pecho fue establecido en el año 2007 por Ryan Kennelly, que levantó 476 kilogramos, pero se sabe de algunos gorilas que han levantado hasta 815. Por otro lado, los seres huma­nos apenas pueden nadar a más de 8 kilómetros por hora, pero un pez vela puede alcanzar la velocidad de 110m incluso un pingüino puede nadar a más de 16 kilómetros por hora.

¿Habrá algún atleta olímpico dispuesto a competir con una pulga en sal­to de longitud? (Naturalmente, ajustando en forma proporcional las distan­cias al peso.) Mientras que el récord mundial de salto de longitud ronda los 8.95 metros, una pulga puede saltar 2 metros, que equivaldría a que un hombre saltara 400 metros. Como que nos pone en nuestro lugar, ¿no? ¡Y aun así nos consideramos reyes y mayordomos de la creación!

¿Por qué se preocupa Dios por los seres humanos si sus demás criaturas pueden correr más rápido, saltar más lejos, nadar más veloces y levantar mayor peso que el más atlético de nosotros? Tiene que ver con una carac­terística especial: nosotros fuimos hechos a la semejanza del Creador. Los monos se parecen a otros monos; las jirafas a otras jirafas; las cebras a otras cebras; nosotros fuimos hechos a la imagen de Dios.

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