Piedras preciosas
“Habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.” Mateo 13:46
Hace años, recibimos de parte de una persona muy querida un paquete que pesaba mucho y nos dijo: “Se lo dejo, alguien me lo obsequió, pero no puedo llevarlo conmigo. No voy directo a casa, tengo muchos viajes en avión y muchos lugares que visitar y no puedo cargarlo. Es muy pesado. Pensé en ustedes, porque sé que lo van a apreciar”.
Cuando se fue, quise abrirlo inmediatamente, pero me detuve pensando que tal vez cuando regresara quisiera llevarlo consigo. Lo guardé y me olvidé del paquete. Un día, ordenando los placares encontré el paquete y la curiosidad me venció: lo abrí y… ¡oh, sorpresa! Encontré dos preciosas joyas: una parejita de papagayos de cristal, tallados a mano. Las ubiqué en un lugar especial en la sala de mi casa. Han viajado con nosotros en muchas mudanzas y son el recuerdo permanente de ese querido amigo.
Este incidente me hizo pensar en la tarea que tenemos como mensajeros del Señor. Cuántas veces obsequiamos a alguien una Biblia o un libro con el mensaje divino, que es guardado y olvidado. Comprometerse a un cambio de vida radical no entusiasma a nadie. Leer la Biblia no es algo que la gente considere importante. Aceptar a Jesús de corazón implica vivir para amarlo y servirle asumiendo un compromiso, es dejar de disfrutar la vida común y secular. Por eso, muchos se pierden conocer esas preciosas joyas contenidas en su Palabra.
Paradójicamente, en la vida de un cristiano puede suceder lo mismo. Usamos nuestra Biblia solo los sábados. Sentimos que leerla cada día nos quita tiempo y dejamos de lado ese maravilloso regalo para recurrir a lecturas más livianas o profesionales, que no tienen valor espiritual. Aunque tenemos a nuestro alcance ese maravilloso regalo no lo abrimos, no valoramos la perla de gran precio con la que el Señor quiere enriquecer nuestra vida.
Querida amiga, esa perla comprende preciosos mensajes, historias de vida, palabras de perdón, de aliento, de eternidad, amistad inigualable, promesas y amor incondicional. Hoy te invito a que meditemos en la Palabra de Dios y adornemos nuestra vida con esa preciosa gema.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario