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martes, 29 de julio de 2014

Matutina de Adultos: Julio 29, 2014

¿Cuál es la autoridad de la Asociación General? -6


El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 2:29.



Algunos, simplemente, tenemos problemas para escuchar. Butler, el presidente de la Asociación General, pareciera que tenía esa afección. Repetidas veces Elena de White aconsejó, tanto a él como a su esposo, sobre los peligros de su estilo de liderazgo de una sola persona.

La frustración de ella con Butler llegó a un punto crítico cerca de la fecha del Congreso de la Asociación General de 1888. Poco después de las reuniones, escribió que “el pastor Butler [...] ha estado en el cargo tres años demasiado largos, y ahora toda la humildad y el recato mental se han apartado de él. Piensa que su cargo le da un poder tal que su voz es infalible” (Carta 82, 1888).

Al mirar atrás, después de otros tres años, ella declaró: “Espero que nuestro pueblo nunca reciba ni el más mínimo incentivo para una confianza tan maravillosa en un hombre tan finito y equivocado como el pastor Butler, porque los pastores no son como Dios, y se ha depositado demasiada confianza sobre el pastor Butler en el pasado [...]. Debido a que los hombres han sido alentados a acudir a un hombre a que piense por ellos, a que sea su conciencia, ahora son tan ineficientes e incapaces de permanecer en su puesto del deber como fieles centinelas para Dios” (Carta 13, 1891).

Fue más fácil, para Butler, refinar verbalmente sus ideas sobre la teoría del liderazgo eclesiástico de los “grandes hombres” que dejar de practicarlas en la realidad. Dada la naturaleza humana, ese es un problema perenne, con el que han seguido luchando a través del tiempo quienes ocupan puestos de liderazgo.

Ese hecho lamentable de la vida también llevó a Elena de White a hacer algunas declaraciones en cuanto a la autoridad de la Asociación General en la década de 1890. Varias veces sacó el tema durante la década. En 1891, por ejemplo, escribió que “me vi obligada a asumir la postura de que esa no era la voz de Dios en la administración y las decisiones de la Asociación General. Se idearían métodos y planes que Dios no sancionó, y no obstante, el pastor Olsen [presidente de la Asociación General de 1888 a 1897] hizo pensar que las decisiones de la Asociación General eran la voz de Dios. Muchas de las posturas adoptadas, que salen como la voz de la Asociación General, ha sido la voz de uno, dos o tres hombres que estaban confundiendo a la Asociación” (Manuscrito 33, 1891).

Es difícil prestar oídos, si no tenemos unos que “funcionen”. Quizá tendamos a criticar a los administradores que Elena de White tuvo que confrontar; pero, en el proceso, recordemos nuestra falta de oídos en tantas cosas que el Espíritu está tratando de decirnos personalmente.

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