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sábado, 28 de junio de 2014

Matutina de Menores: Junio 28, 2014

Construyendo arcas


«Noé hizo todo tal como Dios se lo había ordenado» (Génesis 6: 22).



Mucho antes de escalar hasta aquella cueva y de haber dado aquel pa­seo en canoa junto a Kathy, Joel ya había tomado algunas decisiones im­portantes. Meses antes, el pastor de la iglesia había dado una charla duran­te la Semana de Oración en la cual había hablado sobre hacer planes para construir un hogar feliz. Les había contado la historia de Noé.

Dios ordenó a Noé que construyera un arca, un lugar seguro para los miembros de su familia. «Pero ¿sabían que Dios dio aquella orden a Noé vein­te años antes de que naciera su primer hijo? —preguntó el pastor—. ¡Eso sí es planificar para la familia! Ustedes también están tomando decisiones hoy que afectan a la felicidad de su futura familia. Al igual que Noé, están cons­truyendo un “arca de seguridad” para sus hijos, para la persona con la que se casarán un día».

El pastor continuó: «La mejor manera de “construir” su arca es respetán­dose a ustedes mismos, a los miembros del sexo opuesto, y a todas las demás personas. Consumir drogas, tener relaciones sexuales prematrimoniales, co­piar en los exámenes, ser perezosos y leer todas esas historias de las revistas o ver mucha televisión donde se burlan del matrimonio y de la pureza son peligros diseñados directamente para destruir el respeto que debemos tener­nos a nosotros mismos y a los demás».

Dentro de la cueva, Joel pensaba en el plan que Dios reveló a Noé con veinte años de antelación, mientras miraba fijamente la lluvia torrencial. De repente, se sobresaltó como si se hubiera quemado. Kathy le había besado en la mejilla y él se giró con cuidado hacia ella. Se ruborizó.

—No, Kathy, no debo hacerlo.

—¿Cuál es el problema? ¿No te gusto?

—Lo creas o no —dijo Joel mientras retiraba la mano de Kathy de su mejilla y la agarraba con firmeza entre sus grandes manos— precisamente por lo mucho que me gustas es por lo que no quiero besarte. Eres una bue­na chica, demasiado buena como para tontear con cualquier chico.

—Qué prepotente…

Los ojos de Kathy se llenaron de lágrimas y se levantó de un salto: «Sí, con cualquiera…».

Joel miró a Kathy a los ojos:

—Siéntate de nuevo y deja que te hable acerca del arca que estoy cons­truyendo.

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