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domingo, 29 de junio de 2014

Matutina de la Mujer: Junio, 29, 2014

Tú,  Señor, estarás conmigo


“Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor estarás conmigo” Salmo 23:4 DHH



Hace algún tiempo me tocó atravesar uno de los momen­tos más difíciles de mi vida y creí que no lo podría superar, pero Dios me ayudó a llegar al otro lado “del más oscuro de los valles”.

Era la mañana de un sábado her­moso. Al levantarme, vi a mi madre leyendo su Biblia, como todos los días. Aún recuerdo sus palabras al llevarle el desayuno: “Esta comida está rica porque está hecha con amor”. No sabía que ese sería el último desayuno que  prepararía para ella.

Mientras me alistaba para salir temprano a acondicionar el ambiente para la clase de Escuela Sabática de niños, escuché sus últimas recomendaciones: “Ahora ya estás lista físicamente, no olvides pedirle a Dios que te revista también de su gracia y su sabiduría”.

Mi madre descansó unas horas después, ese sábado 16 de abril, con un diag­nóstico inexplicable. Aquel día se transformó en un día trágico para la familia. Ella era nuestra columna espiritual, nos unía en el culto, oraba con nosotros y por nosotros; yo jamás había concebido mi vida sin ella, pues era todavía joven.

Hay cosas que no planificamos, pero suceden, porque vivimos en un mundo de dolor, enfermedad y muerte. Cuando la tristeza sacude nuestra vida, sentimos una sensación de vacío y desfallecemos. Situaciones como estas prueban nuestra fe.

La promesa divina “no te dejaré ni te desampararé” me dio consuelo y espe­ranza. Que Jesús estuviera a mi lado en “el valle de sombra y de muerte” era lo que necesitaba en esos momentos difíciles.

La iglesia también fue una bendición para mi familia y para mí. Personas amigas y hermanos que mostraron su amor al trasmitirnos esperanza, nos ayu­daron a sentir que pertenecíamos a la familia de Dios.

Querida amiga, quizás haya personas a tu alrededor que están necesitando de un amigo o un hermano. Acércate y ayúdala a llegar al otro lado del “valle de sombra y de muerte”. Será de beneficio espiritual para ella y para ti. Y si eres tú quien se encuentra en el oscuro valle del desánimo, el dolor o la muerte, acude a nuestro Padre celestial. Confía en él y él te dará la paz que necesita tu corazón.

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