Buscar...

sábado, 28 de junio de 2014

Matutina de la Mujer: Junio 28, 2014

No te conformes, capacítate


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2



Soy educadora y disfruto de mi profesión. Durante varios años dirigí grupos de alfabetización de adultos como una ofrenda de gra­titud a Dios por la oportunidad que me daba cada día de ser parte de nuestras instituciones educativas.

Comencé con este trabajo en Qui­to, Ecuador, en un sector marginal, donde la pobreza y la delincuencia eran el telón de fondo de los que allí habitaban. Es verdad que era un poco es­clavizante porque hacíamos esta tarea todos los fines de semana, excepto una o dos veces en el año lectivo. Eso quería decir que no había feriados, ni asuetos tanto para mí como para mi familia.

Asistir a las clases me exigía abordar dos autobuses y un viaje de más de una hora. Cuando llegaba con el material didáctico, varios de mis ancianos alumnos estaban sentados en la vereda esperándome.

Nunca en mi vida vi tanto esfuerzo, tantos deseos de superación. La carga de sus años y la dureza de su vida hacían que el aprendizaje de la lectura y la escritura no les fuera fácil. Eran dignos de ser imitados, nunca se rendían. Al finalizar el año lectivo, en la iglesia del lugar celebrábamos su graduación ante representantes del Ministerio de Educación. Los mismos alumnos dirigían el programa, leían la Biblia y cantaban nuestros cantos e himnos. Como fruto de este trabajo, die­ciséis alumnos entregaron su vida al Señor.

Dios nos entregó una misión que cumplir (Mat. 24:19, 20). No podemos ex­cusarnos. Cada una de nosotras debe asumir su parte, por pequeña e insignifi­cante que parezca. ¿No te sientes preparada? Estás a tiempo, prepárate. ¿No te sientes capaz? No te desanimes, capacítate. Si nos ponemos en las manos de Dios, él hará maravillas con nosotras.

El orden del Señor es al revés del orden social: primero nos llama y luego nos habilita. El suple lo que nos falta y convierte nuestras debilidades en fortalezas. Lo único que necesitamos es tener un corazón dispuesto a servir y a cumplir la misión encomendada. Dios hará el resto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario