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miércoles, 11 de junio de 2014

Matutina de Adultos: Junio 11, 2014

Una segunda visión de la reforma pro salud


No sois vuestros. Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo. 1 Corintios 6:19, 20.



“En la visión que recibí en Rochester, Nueva York, el 25 de diciembre de 1865, se me mostró que nuestro pueblo observador del sábado ha sido negligente y no ha obrado en conformidad con la luz que Dios le ha dado con respecto a la reforma pro salud, que aún tenemos ante nosotros una gran obra que debemos realizar y que como pueblo hemos sido demasiado renuentes para avanzar, a fin de aprovechar las oportunidades preparadas por la providencia de Dios según la dirección en que desea que vayamos” (TI 1: 426).

Su visión de 1865 indicaba que la reforma pro salud, para los adventistas del séptimo día, no era solo una cuestión personal, sino también tenía implicaciones sociales y misionológicas. Esa visión llamaba a los adventistas a establecer su propia institución de salud.

Esa institución, según Elena de White, tendría un doble impacto misionológico. Primero, afectaría la vida de los creyentes adventistas, al prepararlos para “el fuerte clamor del tercer ángel” y hacerlos aptos para la traslación (ibíd., p. 427). Por supuesto, una mejor salud permitiría que los creyentes comunicaran mejor su mensaje a los demás.

Un segundo aspecto misionológico de su nueva institución de salud sería el acercamiento directo con los no adventistas. “Cuando los incrédulos acudan a nuestra institución dedicada al tratamiento eficaz de las enfermedades, bajo el cuidado de médicos observadores del sábado, serán colocados directamente bajo la influencia de la verdad. Al relacionarse con nuestro pueblo y nuestra fe verdadera, desaparecerá su prejuicio y recibirán impresiones favorables. Al ser puestos así bajo la influencia de la verdad, algunos no solo obtendrán alivio de enfermedades corporales, sino también hallarán un bálsamo sanador para sus almas enfermas por el pecado [...]. Una de estas preciosas almas que sea salvada valdrá más que todos los recursos necesarios para establecer esa clase de institución” (ibíd., pp. 432, 433).

Allí, como en una cáscara de nuez, está la filosofía de Elena de White para abrir instituciones de salud. Su función misionológica estaba en el centro del pensamiento de ella. La iglesia debía establecer instituciones que no solo ayudarían a sus propios miembros, sino además serían agencias para difundir el mensaje del tercer ángel a aquellos que no perteneciesen a la membresía de nuestra iglesia. Esas instituciones no solo tratarían las necesidades físicas de las personas, sino también las necesidades espirituales y morales.

Vivimos en un mundo arruinado, y Dios quiere que todos hallemos integridad en todos los sentidos. Como adventistas, todavía tenemos el privilegio no solo de tener una vida saludable, sino también de compartir un estilo de vida saludable con los demás.

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