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sábado, 24 de mayo de 2014

Matutina de Adultos: Mayo 24, 2014

¿Cómo recaudar dinero?


Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado. 

1 Corintios 16:2.


Recaudar fondos necesarios para la obra de los sabatarios era una cuestión primordial a mediados de la década de 1850. Samuel H. Rhodes, de Brookfield, Nueva York, inconscientemente se convirtió en el catalizador para iniciar el diálogo acerca de un plan de donaciones, cuando en diciembre de 1856 envió dos dólares a la Review, diciendo a Jaime White que creía que 1 Corintios 16:2 definía su deber de separar dinero para la causa del Señor cada domingo.

White estaba entusiasmado con las posibilidades del plan. “Recomendamos a todos los cristianos”, emitió, “que consideren este texto con mucho cuidado. Evidentemente, es una obra individual de la que ‘todos’ deberían ocuparse en el temor de Dios”. Si todos los adventistas hiciesen como Rhodes, “la tesorería del Señor estaría llena de recursos para el avance de la preciosa causa de la verdad”.

Tres semanas después, otra persona envió dinero por correo a la oficina de la Review, citando el mismo texto. White observó que “no se puede inventar un plan mejor que el presentado por el apóstol”. “Háganse cargo de esto”, desafió a sus lectores. Pero, como señala mi amigo Brian Strayer, ellos “no asumieron la responsabilidad”. Como resultado, en abril de 1858 White escribió que “los repetidos desánimos están entristeciendo y desalentando a nuestros predicadores”. Algunos “partieron con la esperanza de ser mantenidos por sus hermanos [...] pero sus hermanos, muchas veces, no cumplieron con su deber”. Así, varios pastores “están hundidos en la pobreza, la mala salud y el desánimo”.

A esa altura, Jaime White, un tanto desesperado, propuso un segundo plan para aliviar el problema, e instó a los creyentes a enviar una cantidad igual a la de sus impuestos estatales anuales. “Pero”, observa Strayer, “si los adventistas habían demostrado ser renuentes en adoptar el plan de 1 Corintios 16, parecían estar más indecisos en responder al plan de impuestos eclesiásticos”. Tres semanas después, White observó que Satanás “se regocija” debido a la falta de un programa exitoso para financiar a la iglesia.

En medio de un problema que no cesaría, la congregación de Battle Creek, Míchigan, formó un grupo de estudio en la primavera de 1858, para investigar la Biblia en procura de un plan para sustentar el ministerio. Bajo el liderazgo de J. N. Andrews, el grupo desarrolló un concepto que sería aceptado a comienzos de 1859.

A veces, olvidamos que nuestros predecesores lucharon con problemas que nunca nos afligen a nosotros. El hecho es que estamos parados sobre sus hombros, beneficiándonos diariamente de sus ensayos y soluciones. Y podemos aprender de sus luchas.

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