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jueves, 3 de octubre de 2019

Matutina de Jovenes : Octubre 3, 2019

EXCELENCIA


Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Juan 19:23.


Iba yo en mi Mercedes Benz por la carretera 84, cuando vi que me seguía un carro de policía. Me detuve y esperé.

El policía de caminos me dijo que iba 32 kilómetros (20 millas) por encima del límite de velocidad permitido. Le dije que no había sentido la velocidad, pues venia distraído, que me estaban esperando en la iglesia de Ogden, Utah, donde iba a predicar.


El oficial miró los documentos del auto, y me dijo: “Está bien. Vaya con cuidado». Luego agregó: “Póngale el tapón del aceite al carro, lo trae sobre el cofre”. Coloqué el tapón en su lugar y me fui, ahora más despacio. Acababa de cambiarle el aceite al auto. Durante tres horas el tapón había estado encima del cofre. La carretera era perfecta, el carro también.

Me decidí por los motores potentes desde que dos pastores sufrieron una persecución a muerte. Iba el pastor Hiram Ruíz desde Tecate, Baja California, hacia el campamento “Rancho Escondido», llevando al predicador de la Federación de Jóvenes de la Asociación. Como era hora del servicio matutino, pero no llegaban, me pidieron que predicara. Estaba por comenzar cuando llegaron ellos.

El pastor Ruíz dijo que un hombre los había seguido con una pistola en la mano, pero gracias a Dios y a que acababa de comprar un auto cero kilómetros, pudieron escapar. El hombre los perseguía porque el pastor no dejó que se incorporara temerariamente en el tráfico cuando esperaba en un cruce. Tomaron una curva, y el perseguidor se ocultó, pero ahí venía. El pastor se adelantó a un auto, el que le sirvió de escudo, pero podían ver al perseguidor. Enfiló hacia la ciudad y, ahí, el pistolero dobló por una calle.

Luego de dar avisar a la policía, fueron al campamento.

Yo tenía entonces un auto achacoso, pero llegué a valorar la utilidad de un buen auto.

Mi carrito Mercedes no era nuevo, pero el motor era potente; no se sentía la velocidad, ni siquiera en las curvas. Por eso iba yo tan rápido. Por cierto, el policía no me multó.

Tengamos pocas cosas, pero de calidad. El manto de Jesús era muy fino, por eso los soldados que lo crucificaron se lo jugaron en vez de partirlo. Cuida tu vida, sé cortés, y no rebases el límite de velocidad.

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