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martes, 15 de enero de 2019

Matutina de Jovenes :Enero 15, 2019

Santidad


Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas. Salmo 139:16.


¿Te gusta tu cuerpo? Debe gustarte, porque tu cuerpo es una maravilla, una maquinaria viviente, una creación sagrada.

El cuerpo humano es sagrado por dos razones: porque es una obra maestra del Creador y porque lleva su imagen. Como todo lo que Dios ha creado, el cuerpo humano es una maravilla. Al contemplar el cuerpo contemplamos la armonía, la estética y la utilidad. Desde la más compleja hasta la más simple de sus partes, el cuerpo nos asombra. Además, el cuerpo se repara a sí mismo.

Del cuerpo hemos copiado la civilización. Las naciones tienen ejércitos porque el cuerpo tiene uno: el sistema inmunitario. Los motores tienen bujías porque el cuerpo las tiene: las mitocondrias de las células. Las ciudades tienen avenidas porque el cuerpo los tiene: los cinco sentidos. Los sistemas de agua corriente y drenaje son copiados del cuerpo.

La computación, con su sistema de conjuntos, un archivo mayor que contiene muchos archivos menores, es copia del cuerpo. El archivo mayor es el cerebro, y los archivos menores los sistemas: el respiratorio y el digestivo, el circulatorio y el inmunitario, todos con sus componentes menores, los  órganos y los tejidos. El hardware del cuerpo son sus partes tangibles, y el software sus funciones. El software más avanzado es la mente, el hardware más avanzado es el cerebro. Tan valioso es el cuerpo que se reproduce a sí  mismo, aunque para ello requiere de su complemento, el otro sexo.

Pero el cuerpo ha sido envilecido. El pecado le ha infligido violentas agresiones. Primero le arrebató su halo de gloria, luego vino el alquiler del cuerpo: la prostitución; la bestialización del cuerpo: la esclavitud; y la destrucción del cuerpo: el homicidio y la guerra.

Hoy el cuerpo es envilecido por medio de la pornografía: la contemplación lasciva, y por el voyeurismo: la exhibición morbosa. Hoy se pone al cuerpo al servicio del materialismo: el hombre ya no trabaja para vivir, vive para trabajar. Hoy se utiliza al cuerpo como bodega de harina, sal, grasa y azúcar. Sin embargo las Escrituras declaran que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19). Tu cuerpo es valioso, tiene la capacidad no solo de procesar información sino de entablar una relación personal con Dios. Cuidemos nuestro cuerpo, es una maravilla de la creación.

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