Buscar...

lunes, 12 de febrero de 2018

Matutina de Adultos : Febrero 12, 2018

Somos uno en Cristo


«Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús». Gálatas 3: 28, NVI


SER UNO EN CRISTO ES DEJAR QUE ÉL ESTÉ AL MANDO de nuestra vida. Elena G. de SWhite afirma: «Todo lo que el ser humano pueda hacer sin Cristo está contaminado de egoísmo y pecado». «Cuando pensamos demasiado en nosotros mismos, nos alejamos de Cristo, la fuente de la fortaleza y la vida» (El camino a Cristo, cap. 7, p. 90; cap. 8, p. 106). Es claro que Dios nos pide que seamos uno con él en actitud y pensamientos, y que permanezcamos resguardados en él.

No hay nada en nosotros que nos pueda hacer prosperar. Sin Cristo viviremos sin rumbo y sin esperanza, como lo declara este maravilloso pensamiento: «Solo estando en comunión con él diariamente, y permaneciendo en él en todo momento, es como hemos de crecer en la gracia» (ibíd., p. 102).
José, un acaudalado empresario, conoció el evangelio y aceptó a Cristo. Sin embargo, poco a poco comenzó a apartarse de él, hasta encontrarse muy lejos de esa relación inicial. Simultáneamente, una de sus hijas enfermó de gravedad, pero luego de recorrer diversos hospitales, no obtuvieron resultados para ella. José gastó toda su fortuna tratando de recobrar la salud de su hija. Cuando todo parecía perdido, recordó lo que había leído en el Evangelio: «Separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15: 5). José reconoció su pecado, pidió perdón a Dios y rogó con todo su corazón por la salud de su pequeña. Dios dirigió todo para que encontrara un médico que, finalmente, utilizó el tratamiento adecuado para ella. José perdió todo su dinero, pero ganó la paz de Cristo en el corazón.

Por ello el texto de hoy afirma que «ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús». Cuando somos uno en el Señor, contamos con su bendición, gracia y protección; le pertenecemos a él, y hay paz en nuestro corazón. «Tu esperanza no se cifra en ti mismo, sino en Cristo. Tu debilidad está unida a su fuerza, tu ignorancia a su sabiduría, tu fragilidad a su eterno poder» (ibíd., pp. 104-105).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario