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jueves, 17 de agosto de 2017

Matutina de Menores : Agosto 17, 2017

CUIDA DE TU MASCOTA


“El justo sabe que sus animales sienten, pero el malvado nada entiende de compasión” (Proverbios 12:10).



¿Tienes mascotas en tu casa? Muchos niños las tienen. Por lo general, la mascota preferida de todos los niños es el perro. Tener un perro, u otro animal doméstico, es una gran responsabilidad. Hay que cuidarlo bien. ¿Qué significa cuidarlo “bien”? Significa darle su comidita a sus horas; darle su agua, para que no pase sed; bañarlo, para que no huela mal ni tenga pulgas; y vigilar que esté activo, para que no enferme. Y durante todos esos momentos, tratarlo siempre muy bien.

¿Sabes quién fue la primera persona de la historia que tuvo muchos animales domésticos? Fue Adán. Todos los animales lo obedecían, incluso los más grandes y fieros, y él fue quien les puso nombre. ¡Imagina qué experiencia tan bonita! Adán y Eva cuidaron muy bien de los animales que Dios creó, porque Dios mismo les pidió que lo hicieran. ¿Por qué les pediría Dios que cuidaran bien a los animales?

Demostró un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos que el 75% de los muchachos entre diez y catorce años recurren a sus mascotas cuando están preocupados o pasándolo mal. Esto quiere decir que los muchachos de tu edad y las mascotas crean un vínculo muy especial. Está demostrado que una mascota te ayuda a ser más responsable, respetar más la naturaleza, ser más sociable y amable con los demás, y a desarrollar la compasión. Acariciar a un animalito hace que tu cuerpo genere endorfinas, que es la hormona de la felicidad, el bienestar. Cuanto más endorfinas genera tu cuerpo, más feliz estás. ¡Son maravillosos los beneficios de tener una mascota!

Lo triste es que hay gente que no trata bien a los animales domésticos. Esas personas se pierden el privilegio de recibir los beneficios que la ciencia dice que produce el convivir con una mascota. Pero un muchacho cristiano jamás debe maltratar a un animal, por la sencilla razón de que Dios los ha creado todos, igual que nos ha creado a ti y a mí.

Es posible que no quieras o no te permitan tener una mascota en tu casa, pero no por eso puedes hacer daño a los animales. Es nuestro deber protegerlos y cuidarlos.

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