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viernes, 7 de julio de 2017

Matutinas de Menores : Julio 7, 2017

EL FERVOR DE LA MANTIS RELIGIOSA


“Tenemos confianza en Dios, porque sabemos que si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14).


¿Has visto alguna vez una mantis religiosa? Son muy comunes en todas partes; prácticamente con que haya plantas y pasto, allí están. Son verdes, y aunque son originarias del viejo continente, los europeos la trajeron al continente americano, y por aquí se han reproducido muy bien. ¿Qué tiene de especial la mantis religiosa? En primer lugar, que es muy buena con el ser humano, porque se come ciertos insectos que a nosotros nos molestan: mosquitos, pulgas, moscas, piojos…
Y lo segundo es lo más especial de todo; ¿listo para descubrirlo? Aunque sabe volar, la mantis religiosa no vuela para cazar su alimento, sino que espera pacientemente a que su alimento vuele hasta ella. Y una vez que lo detecta, hace algo muy interesante: junta sus dos extremidades delanteras en posición de oración, y después come. Es precisamente por eso que la palabra “religiosá” forma parte de su nombre, porque parece una persona orando.
A la mantis nunca se le olvida hacer la oración antes de zamparse un buen banquete. ¿Y a ti? ¿Se te olvida orar, antes de las cosas importantes?
Pero hay una diferencia entre la actitud de oración de este insecto y la que debemos tener nosotros. Ellos no “oran”para pedir la bendición por los alimentos; no “oran”de una manera racional; y tampoco les importa si lo que comen es puro o impuro. Nosotros, en cambio, somos seres racionales. Nosotros sí debemos orar con la mente puesta en la oración, sabiendo lo que decimos y diciéndolo con toda la intención del mundo.
¿Te imaginas que te vas a la cama para dormir, y le dices a Jesús: “Gracias por los alimentos que voy a comer”? Eso sería muy triste. ¿O te imaginas que pides a Jesús que bendiga los alimentos que vas a comer, cuando esos alimentos no son sanos ni los aprueba la Biblia? Eso no tendría sentido, ¿verdad?
Nuestro fervor religioso debe ser real, razonado y basado sobre nuestra amistad con Jesús. Eso es lo que da sentido a la religión. Lo demás son costumbres que ni pensamos o razonamos, y por tanto no tienen el mismo valor. Intenta ser siempre consciente de lo que dices cuando oras, y de lo que haces en cada momento del día.

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